Cuando cae la noche y en las calles de Nueva York se escucha el estruendo de helicópteros y sus reflectores apuntan hacia los jardines de las casas, muchos saben que algo pasa y el temor crece.
Algunos residentes de la zona suburbana en el corazón de Long Island, en Nueva York, padecen desde inicios de este año el azote de violentas pandillas callejeras todas asociadas a la Mara Salvatrucha (MS-13)
Al grupo denominado como terrorista, por la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de El Salvador, y a quien el presidente de los Estados Unidos prometió un trato con “cero tolerancia”, se les atribuye 11 asesinatos de gente mayormente joven descubierta en bosques y terrenos baldíos de Brentwood y la vecina Central Islip en este año escolar solamente.
La acometida contra la población estudiantil le brinda munición al presidente Trump en su férrea postura.
Incluso el secretario de Justicia, Jeff Sessions, visitará la localidad cercana a un parque donde aparecieron este mes los cadáveres de cuatro jóvenes asesinados, todos muertos a navajazos, y que dejaron a las víctimas casi irreconocibles, rastros típicos de los rituales de la MS-13.
El temor que se apoderó de la comunidad estudiantil es igual al que ocurre en El Salvador, Honduras y Guatemala, países afectados por las pandillas. Cualquier pequeño desaire a un pandillero, y sobre todo la negativa a sumarse a sus filas, puede llevar a la muerte.
Los pandilleros llegaron al grado de asignar los colores que los estudiantes tienen que utilizar, después que una escuela secundaria dispuso que los estudiantes no podían usar ningún atuendo relacionado con estas estructuras criminales.
«Los chicos se están quedando sin su adolescencia», dijo Jennifer Alvarado, cuya sobrina de 15 años fue asesinada a machetazos en la calle el año pasado. «Puedes ver la angustia en sus caras cuando se preparan. Es como si se preparasen para la guerra».
La MS y su expansión en Estados Unidos
Las autoridades creen que la MS-13 tiene miles de miembros en todo el país, sobre todo inmigrantes de América Central. Es particularmente fuerte en Los Ángeles, donde surgió en la década de 1980.
La expansión de los pandilleros de la MS surgió después de las deportaciones que realizó Estados Unidos en los años de la post guerra y la poca atención de las salvadoreñas.
En la actualidad este grupo criminal y otras pandillas controlan barrios enteros, ciudades, violan mujeres, matan a estudiantes, así como a conductores de autobuses y comerciantes que se niegan a ser extorsionados. También asesinan a sus rivales y a muchachos que no aceptan ser reclutados.
Desde mediados del 2013, Estados Unidos ubicó a 165.000 menores migrantes no acompañados. Long Island es uno de sus principales destinos. En una reciente redada en la que fueron detenidos 13 miembros de la MS-13 acusados de asesinato y otros delitos, siete de ellos habían llegado como menores no acompañados.
«No hay ninguna duda de que la MS-13 está reclutando a estos menores no acompañados», declaró el jefe de la policía del condado de Suffolk Timothy Sini. Los muchachos «no tienen una red social establecida, o al menos muchos de ellos no la tienen, y la MS-13 les ofrece esa red».
Desde septiembre pasado en Estados Unidos se han logrado las capturas de 200 presuntos miembros de la MS-13, quienes fueron detenidos mediante operativos policiales especializados en en las zonas boscosas, donde estos se reúnen.