Jack Andraka es una de las mentes más prodigiosas de su generación. A sus 16 años, este joven estudiante de secundaria del estado de Maryland, en EE.UU, ha sido capaz de desarrollar un sensor que detecta el cáncer de páncreas, uno de las más letales y con menos índice de supervivencia, el de ovario y el de pulmón.
Con algunas modificaciones, su invento también podría detectar el Alzheimer, otras formas de cáncer o el VIH. Jack cree que las cosas están cambiando en El Vaticano ya que es la primera vez que un Papa otorga un premio a un científico gay. Este joven prodigio asegura que su vida está inspirada por Alan Turing, el matemático británico, precursor de la Informática, condenado hace más de 60 años por su homosexualidad, un delito en aquella época era penado por ley, y que le llevó al suicidio.
Jack Andraka ha sido galardonado con el Premio Internacional Giuseppe Sciacca del Vaticano. Un galardón que ha acogido con satisfacción y, en declaraciones a la cadena WBAL Noticias, Andraka ha dicho: » Esto sería algo inaudito hace unos pocos años. Es increíble ser reconocido por el Vaticano, sobre todo, como científico gay. Ser parte de este puente de progreso es realmente increíble ya que se demuestra lo mucho que el mundo ha llegado a aceptar a las personas LGBT».
La ceremonia de entrega se celebró el pasado sábado, en el Aula Magna de la Pontificia Universidad Urbaniana, en Roma. El premio que ha recibido este joven prodigio ha sido en la categoría «jóvenes investigadores» para menores de 35 años que se han distinguido por una idea innovadora con un resultado brillante. Así El Vaticano reconoce a los jóvenes que son modelos positivos y sobresalientes en diversos campos, según el Diario del Vaticano.
Andraka desarrolló la prueba premiada cuando tenía 13 años, después de la muerte de un amigo de la familia de cáncer de páncreas. La terrible experiencia le empujó a investigar sobre el cáncer a través de herramientas sencillas en Internet. Y tres años después, descubrió una manera «rápida, simple y efectiva» de detectar esta enfermedad mortal, que gracias a este invento, podrá neutralizarse ya que en las fases más tempranas, es más fácil vencerla. Este método es 400 veces más sensible que los actuales, 26 mil veces más barato, 168 veces más rápido que los que se usan ahora, además de no invasivo.
Con información que obtuvo de Google y Wikipedia, Jack estudió las 8 mil proteínas que se encuentran en la sangre, hasta entender que una de ellas, la mesotelina, se dispara en etapas tempranas, en las personas que enferman de cáncer de páncreas y cuya esperanza de vida es de cinco años, tras detectarse la enfermedad.
«Detecta una de las miles de proteínas (la mesotelina) que hay en la sangre de los enfermos de cáncer. La mecánica fue utilizar anticuerpos y entretejerlos en una red de nanotubos de carbono, de modo que se obtiene un marcador que únicamente reacciona ante dicha proteína» explicó al presentarse en el Festival de las Mentes Brillantes.
Su invento es un sensor de papel, que cuesta 3 centavos, y que es capaz de detectar en cinco minutos tres tipos de cáncer: el de páncreas, el de ovario y el de pulmón. En etapas más tempranas de la enfermedad el paciente tiene casi 100 por ciento de probabilidades de sobrevivir, y hasta el momento es más de 90 por ciento exacto para detectar el cáncer. Además, cambiando el anticuerpo, este mismo invento puede utilizar una proteína diferente para detectar Alzheimer, otras formas de cáncer o VIH.
De 200 solicitudes que envió a laboratorios, todos se negaron a continuar con sus investigaciones, excepto uno. Finalmente logró que la Universidad Johns Hopkins ayudará a su desarrollo. Y es que este descubrimiento podría afectar a la millonaria industria farmacéutica del cáncer.
Un descubrimiento que le ha llevado a ganar el premio Gordon E. Moore de la Feria Internacional de Ciencia e Ingeniería de Intel y el Premio Smithsoniano al Ingenio Estadounidense y es el orador más joven de la Real Sociedad de Medicina en Estados Unidos.
Andraka se encuentra actualmente en conversaciones con dos empresas de biotecnología para el estudio y la producción de la prueba de cáncer. Es decir, está en la etapa de tramitación de patentes y es probable que no llegue al mercado hasta dentro de cinco o 10 años.