El papa Francisco llegó este lunes a las 13H38 locales (11H38 GMT) al aeropuerto de Roma-Ciampino, poniendo fin a una gira de ocho días que le llevó a Ecuador, Bolivia y Paraguay, donde arremetió contra las desigualdades.
El papa, de 78 años, mostró buena forma a lo largo de este viaje que tuvo un programa cargado. Entre los miles de fieles que vinieron a verle y a rezar con él parecía sentirse «en casa».
El vuelo de Asunción a Roma-Ciampino en un Airbus A330 de la compañía italiana Alitalia duró 12 horas y 45 minutos.
Las frases durante su gira
Durante su gira por tres países de América del Sur el papa Francisco sorprendió con declaraciones muy duras contra el sistema económico mundial y pidió perdón a los pueblos autóctonos por la colonización.
A continuación las tomas de posición más sobresalientes de la máxima autoridad de la Iglesia católica durante su estancia en Ecuador, Bolivia y Paraguay.
La economía
En Ecuador: «Un pobre que muere de frío y de hambre hoy no es noticia, pero si las bolsas de las principales capitales del mundo bajan dos o tres puntos se arma el gran escándalo mundial».
En Bolivia: «Digámoslo sin miedo: queremos un cambio real, un cambio de estructuras», una «economía al servicio de los pueblos», dijo, y condenó «el actual sistema» imperante, «que ya no lo aguantan los campesinos, los trabajadores, las comunidades y los pueblos».
En Paraguay: «Un desarrollo económico que no tiene en cuenta a los más débiles y desafortunados, no es verdadero desarrollo. La medida del modelo económico ha de ser la dignidad integral del ser humano, especialmente el más vulnerable e indefenso».
A empresarios, políticos, economistas, les pidió «no ceder al modelo económico idólatra que necesita sacrificar vidas humanas en el altar del dinero y la rentabilidad».
Los jóvenes
En Paraguay, durante un encentro ante cientos de miles de jóvenes reunidos en Asunción al cierre de su gira, dijo: «Necesitamos jóvenes con esperanza y fuertes de espíritu, no jóvenes debiluchos, que ni sí ni no (indecisos). No queremos jóvenes que se cansen rápido, y que estén con cara de aburridos».
«Hagan lío, pero organícenlo bien».
La colonización
En Santa Cruz, Bolivia, pidió «humildemente perdón, no sólo por las ofensas de la propia Iglesia sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América».
«Se han cometido muchos y graves pecados contra los pueblos originarios de América, en nombre de Dios».
Genocidio
En Bolivia: «Hoy vemos con espanto como en Medio Oriente y otros lugares del mundo se persigue, se tortura, se asesina a muchos hermanos nuestros por su fe en Jesús. Eso también debemos denunciarlo: dentro de esta tercera guerra mundial en cuotas que vivimos, hay una especie de genocidio en marcha que debe cesar».
Las ideologías
En Paraguay: «Las ideologías terminan mal, no sirven, no asumen al pueblo. Por eso, fíjense, en el siglo pasado en qué terminaron las ideologías: en dictaduras siempre».
La corrupción
En Paraguay, Francisco denunció la corrupción como «la gangrena del pueblo».
«Otro método que no da libertad es el chantaje y eso es siempre corrupción», agregó y recalcó que es un fenómeno que se repite «en todos los pueblos del mundo».
Lazos Iglesia-población
En Bolivia, pidió a la Iglesia que no caiga en el «Alzheimer espiritual» y olvide sus orígenes modestos y se comporte como «casta» desconectada de los más pobres.
Llamó también a lanzar «una revolución» para evangelizar América, «un grito» para «sanar las heridas» y «construir puentes».
Medio ambiente
En Ecuador: «Hay algo que es claro, no podemos seguir dándole la espalda a nuestra realidad, a nuestros hermanos, a nuestra madre Tierra».
«La explotación de los recursos naturales, tan abundantes en el Ecuador, no debe buscar beneficio inmediato. Ser administradores de esta riqueza, que hemos recibido, nos compromete con la sociedad en su conjunto y con las futuras generaciones, a las que no podremos legar este patrimonio sin un adecuado cuidado del medio ambiente».
Las mujeres
En Paraguay: «Quiero reconocer con emoción y admiración el papel jugado por la mujer paraguaya durante los momentos dramáticos de la Historia» de su país. «Han llevado el paso más grande, han sabido sacar adelante a sus familias y a su país», expresó en referencia a la Guerra de la Triple Alianza que enfrentó a Argentina, Brasil y Uruguay entre 1864 y 1870 y diezmó la población paraguaya.
La cárcel
En Bolivia, al dirigirse a los presos se presentó como «un hombre perdonado», «salvado de sus numerosos pecados».