El Salvador
martes 5 de noviembre de 2024

El papa acepta la renuncia del obispo derrochador de Alemania

por Redacción

El papa Francisco, comprometido en la búsqueda de mayor transparencia financiera en el Vaticano y defensor de una Iglesia austera, aceptó el miércoles la renuncia de un obispo alemán que escandalizó a los fieles con sus gastos estrafalarios.

Cinco meses después de haberlo recibido en el Vaticano, el papa argentino decidió aceptar la dimisión del obispo de Limburgo (Alemania), Franz-Peter Tebartz van Elst, conocido por su afición al lujo, quien será designado para otro cargo, precisó en una nota el Vaticano.

«La situación en la diócesis de Limburgo impide el ejercicio fecundo de su ministerio», reconoce el comunicado.

En la misma nota se explica que la Congregación para los Obispos, encargada del caso, estudió con «mucha atención» el informe sobre las responsabilidades de todos los involucrados en la construcción del controvertido centro religioso «St Nikolaus».

El pontífice aceptó la renuncia presentada el 20 de octubre pasado por el obispo alemán, quien fue reemplazado provisionalmente por un vicario general.

«El Santo Padre pide al clérigo y a los fieles de la diócesis de Limburgo que acojan las decisiones de la Santa Sede con docilidad y esforzarse por recuperar un clima de caridad y de reconciliación», escribió el Vaticano en su comunicado.

El obispo, a cargo de la pudiente diócesis al sudoeste de Alemania, viajó a Roma en octubre pasado para una serie de reuniones, que se concluyeron con un encuentro con el papa Francisco, quien pregona una iglesia para los pobres.

Como señal de arrepentimiento, el obispo, repudiado en Alemania por su manía de grandeza, su automóvil de lujo y su proyecto de residencia costosa, llegó en un vuelo económico.

Tebartz-van Elst, de 53 años, cuya renuncia reclamaron numerosos alemanes, emprendió la construcción de una onerosa sede episcopal, con museo, sala de conferencias, capilla y apartamentos privados.

Tales obras generaron viva polémica en torno a la financiación de la renovación y de la transformación del centro diocesano de Limburgo. La explosión del coste hasta los 31 millones de euros (43 millones de dólares), en vez de los 6 previstos, provocó un enorme escándalo mediático en Alemania.

Un informe demoledor para el obispo despilfarrador

Una comisión de investigación encargada por la Iglesia alemana presentó un informe sobre los enormes gastos de esta diócesis.

La comisión se reunió hasta en ocho ocasiones, a partir de octubre de 2013, a veces durante varios días seguidos, y se puso en contacto con numerosos testigos.

El entonces presidente de la Conferencia episcopal alemana, Robert Zollitsch, entregó su informe a principios de marzo al cardenal Marc Ouellet, responsable de la Congregación para los Obispos.

El Vaticano anunció también el nombramiento como sucesor de Tebartz van Elstp de monseñor Manfred Grohe.

Según la prensa alemana, el informe sobre la investigación efectuada era demoledor para el llamado obispo «bling bling», quien cometió errores de gestión, pero no ha sido acusado judicialmente.

En Alemania, la Iglesia católica, como la Iglesia evangélica, se beneficia de un impuesto de culto, por lo que emplea a numerosas personas, gestiona considerables bienes y asociaciones sociales, educativas y sanitarias, incluido en los países en desarrollo.

El influyente cardenal Reinhard Marx, quien acaba de ser designado por el papa como presidente de la conferencia episcopal alemana, entre las más pudientes del mundo, elogió la decisión del papa argentino de alejar al controvertido obispo.

«Ha sido muy bueno que el papa haya llegado a una decisión, con la que se cierra un fase de incertidumbre para la diócesis de Limburgo y se puede arrancar de nuevo», comentó el purpurado, conocido por sus posiciones abiertas y moderadas.

«Vamos a hacer esfuerzos para que las finanzas de la Iglesia sean más transparentes, y para demostrar que las controlamos», comentó en un comunicado.

Por su parte el movimiento católico alemán progresista de base «Wir sind Kirche» («Somos Iglesia») recibió con «gran alivio» la decisión papal, que constituye un «señal positivo» para toda la Iglesia.