La ley que autoriza el matrimonio homosexual en Inglaterra y Gales entró en vigor este sábado, dando pie casi inmediatamente a las primeras bodas en el país.
Uno de los primeros enlaces fue el de Neil Allard y Andrew Wale, que se casaron en Brighton un minuto después de medianoche en el famoso Pavellón real de la ciudad balnearia del sur.
Vistiendo trajes de tres piezas con cuello de terciopelo y flores en el ojal, la sonriente pareja, que lleva siete años junta, se abrazó y besó al ser declarada «marido y marido».
«Nos damos mucha más cuenta de lo afortunados que somos de vivir comparativamente en una parte tolerante del mundo», dijo Wale esta semana mientras posaba con su futuro marido para la prensa.
La ley entró en vigor con total normalidad y sin polémica, aparte de la ausencia de alguna familia disgustada.
El arzobispo de Canterbury, líder de los 80 millones de anglicanos, anunció el jueves que la Iglesia dejará de hacer campaña en contra.
«Creo que la Iglesia ha reaccionado aceptando plenamente que es la ley, y el sábado tendría que seguir demostrando, en palabra y acción, el amor de Cristo por cada ser humano», explicó.
La Iglesia, eso sí, no está obligada a oficiar esos matrimonios y su sínodo avisó el mes pasado que los sacerdotes no pueden bendecir a los recién casados.
Más intensa puede llegar a ser la oposición de algunos allegados. Louis Monaco, de 46 años, un psicólogo estadounidense, y Aarron Erbas, un estudiante de 23, contrataron a agentes de seguridad privados para impedir que la familia del último arruine la fiesta.
«A sus padres les molesta que sea homosexual y que se case con alguien mayor que él. La policía ha tenido ya que intervenir, y él no quiere que nada le arruine el día», explicó Monaco a la AFP.
La ley tenía el apoyo del primer ministro conservador David Cameron y parte de su partido se quejó, pero salió adelante con el apoyo de la mayoría de los laboristas de la oposición y los socios liberales del gobierno.
Cameron emitió un comunicado en ocasión de este «momento importante para nuestro país».
«En Gran Bretaña ya no importará si eres heterosexual u homosexual, el Estado reconocerá como igual tu relación», aseguró el primer ministro.
En todo el Reino Unido la situación no es la misma. En Escocia la ley está aprobada y las primeras bodas podrían tener lugar antes de que acabe 2014, pero en Irlanda del Norte el ejecutivo regional ha dicho que no tiene intención de permitirlas.
La cumbre de la igualdad de derechos
El viceprimer ministro británico Nick Clegg saludó la llegada del día de la verdad: «finalmente, tras años de campaña, cualquier pareja que quiera casarse puede casarse».
«Juntos hemos hecho de nuestro país un lugar en el que podemos celebrar el amor por igual, sea gay o heterosexual, y por ese motivo deberíamos alzar todos la copa», agregó.
El matrimonio es la cumbre de años de lucha por la igualdad de derechos. Los homosexuales han conseguido ya que se les permita adoptar niños y poder tener relaciones sexuales a partir de la misma edad que los heterosexuales.
«Cuando a los 20 años revelé que era homosexual, en 1983, la edad para mantener relaciones era 21. Mi primera relación sexual fue con otro hombre de 20 años, y podíamos haber acabado en la cárcel», explicó Matthew Toresen, un asistente social de Northampton, en el centro de Inglaterra.
«Pasar de eso a poder casarse, pasa una vez en la vida… Nunca imaginé que llegaría el día».
Toresen, de 51 años, se casa con Scott Maloney, de 45, el sábado. Ambos estuvieron haciendo campaña durante años por la igualdad de derechos y describen el matrimonio como «el último obstáculo».
Las uniones civiles fueron aprobadas en Inglaterra y Gales en 2005 y permitieron a las parejas homosexuales inscribirse en el registro y disfrutar de los mismos beneficios legales que las demás.