El Salvador
sábado 23 de noviembre de 2024

García Márquez murió de afección respiratoria y ya fue incinerado

por Redacción


Según AFP el escritor, fallecido a los 87 años, habría sido incinerado el mismo jueves y sus cenizas reposan en la funeraria J. García López del barrio Pedregal, en el sur la capital de México.

El Nobel de Literatura Gabriel García Márquez falleció el jueves de una afección renal y respiratoria y ya habría sido incinerado, dijo este viernes la cadena colombiana Radio Caracol en su página de internet, citando a una fuente cercana a la familia.

«Gabriel García Márquez falleció a las 12:08 del medio día del Jueves Santo. Presentó una insuficiencia renal y luego una respiratoria que lo hizo colapsar», dijo a la radio una persona de su entorno.

Según el reporte, el escritor y periodista, fallecido a los 87 años, habría sido incinerado el mismo jueves y sus cenizas reposan en la funeraria J. García López del barrio Pedregal, en el sur la capital de México. Esta institución dijo a la AFP que «el servicio ya se completó», declinando dar más detalles.

El embajador de Colombia en México, José Gabriel Ortiz, informó a la prensa que el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, viajará al país para el homenaje que se le rendirá al autor en el Palacio de Bellas Artes el lunes.

«El gobierno mexicano, en un gesto muy amable, lo ha querido despedir en el Palacio de Bellas Artes, donde despiden a los grandes de México (…) Él fue un mexicano colombiano de pura cepa», subrayó Ortiz.

En el Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México, donde García Márquez residió las últimas tres décadas, fueron homenajeados tras su muerte el escritor Carlos Fuentes, la cantante Chavela Vargas y el cómico Mario Moreno «Cantinflas», entre otros populares artistas.

Todavía la familia del escritor colombiano, que residía en México desde la década de 1960, no ha informado dónde reposarán sus cenizas.

El desamparo de las letras

La muerte de uno de los autores en español más universales de la historia desató el jueves mensajes de pésame y dolor de sus colegas, políticos y admiradores en toda América Latina.

«Desde Cervantes no había habido un autor que conectara de manera tan amplia con la lengua castellana», aseguró el escritor mexicano Juan Villoro a la emisora MVS Radio desde Sitges (España).

Villoro, uno de los maestros de jóvenes periodistas en la FNPI, recalcó también el valor de la obra reporteril del Nobel.

«Sólo un periodista como García Márquez hubiera podido cubrir una noticia como su muerte», reconoció.

Este viernes llegaron desde Europa las condolencias de varios presidentes.

Mariano Rajoy, jefe del ejecutivo español, envió un telegrama en el que expresaba a nombre de su país el «más sincero afecto y admiración por el escritor imprescindible y más universal de la literatura en español de la segunda mitad del siglo XX».

De su lado, el presidente francés, François Hollande, recordó la figura de García Márquez tanto por el «impacto universal» de su obra literaria como por su combate «contra el imperialismo» en su labor periodística.

«Con García Márquez desaparece un gigante de la escritura que dio una proyección mundial a las representaciones imaginarias de todo un continente», afirmó Hollande en un comunicado.

La muerte de García Márquez agudiza este aciago año 2014 para las letras hispanas. Además del colombiano, la literatura de América Latina ha perdido este año al poeta argentino Juan Gelman y al mexicano José Emilio Pacheco, dos ganadores del premio Cervantes que también fallecieron en México.

Su vida, su obra

El escritor colombiano Gabriel García Márquez, fallecido este jueves, fue el más conocido y leído autor del realismo mágico latinoamericano, la corriente que en el siglo XX sacudió la literatura en español.

Nacido el 6 de marzo de 1927 en el pueblo de Aracataca, en la zona Caribe de Colombia, García Márquez dejó una extensa lista de cuentos y novelas, de la cual “Cien años de soledad” (1967) es considerada como su obra cumbre.

Ambientada en el mítico Macondo, “Cien años de soledad” fue escrita en extenuantes jornadas en Ciudad de México, donde la familia acumulaba deudas, y para enviar enviar el original mecanografiado a Argentina tuvo que empeñar la estufa, según reveló su biógrafo Gerald Martin.

Pero la recompensa le llegó en 1972, cuando por ella obtuvo el premio latinoamericano de novela Rómulo Gallegos.