Estados Unidos y la Unión Europea carecen de una estrategia y de influencia en los países de la Primavera Árabe, a pesar de los miles de millones de dólares de ayuda económica aportados a partir de 2011, sostiene un informe de un centro de estudios estadounidense.
«Estados Unidos y Europa aún deben demostrar su voluntad política y desarrollar estrategias duraderas para ayudar a Egipto, Túnez, Libia y Yemen en su transición a la democracia», escriben dos investigadoras estadounidenses y una experta británica en un ácido informe del Centro Rafik Hariri para Medio Oriente del Atlantic Council de Washington.
«Algunos en Washington y Bruselas se preguntan incluso si Estados Unidos y la UE tienen mucho para ofrecer a esos países en transición, en comparación con países del Golfo, que aportan mucho más dinero», afirman las analistas.
Según Danya Greenfield, Amy Hawthorne y Rosa Balfour, que presentaron su trabajo durante un coloquio en Washington, «el involucramiento de Estados Unidos y Europa es más marcado por el cansancio y la frustración que por la energía y la esperanza» ante las difíciles procesos políticos en Egipto, Túnez, Libia y Yemen.
Según Hawthorne, una exfuncionaria del departamento de Estado, el apoyo a la Primavera Arabe ya no es una «prioridad» para Washington, sobre todo si se tiene en cuenta el discurso del presidente Barack Obama de mayo de 2011, en el que se comprometió a desplegar «todos los medios diplomáticos, económicos y estratégicos» para apoyar la democratización.
En lo que concierne a la política europea, «sufrió asimismo una discordancia entre los compromisos y la voluntad de ponerlos en práctica», según Balfour.
«La UE no tiene una visión estratégica porque las prioridades de sus Estados miembro son diferentes: Francia y el Reino Unido están motivados por la seguridad; España e Italia lo están más por las migraciones; Suecia, Holanda y Polonia están más preocupados por las transiciones democráticas», detalla el informe.