Estados Unidos alcanzó en las últimas horas la cifra de 1,681,793 casos confirmados de COVID-19 y la de 98,929 fallecidos, de acuerdo con el recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins.
El último balance es de 17,926 contagios más que el lunes y de 691 nuevas muertes.
El estado de Nueva York se mantiene como el gran epicentro de la pandemia en Estados Unidos con 363,836 casos confirmados y 29,302 fallecidos, una cifra parecida a la de Francia y solo por debajo del Reino Unido e Italia.
Tan solo en la ciudad de Nueva York han muerto 21,314 personas.
A Nueva York le siguen la vecina Nueva Jersey con 155,764 casos confirmados y 11,194 fallecidos, Massachusetts con 93,693 contagios y 6,473 decesos y Michigan, que ha reportado 55,106 positivos por coronavirus y 5,267 muertos.
Otros estados con un gran número de fallecidos son Pensilvania con 5,163, Illinois con 4,923, California con 3,807 o Connecticut, con 3,769.
El balance provisional de fallecidos -98.875- se aproxima a las estimaciones iniciales de la Casa Blanca, que proyectó en el mejor de los casos entre 100,000 y 240,000 muertes; pero ha superado ya con creces los cálculos más optimistas que hizo «a posteriori» el presidente Donald Trump de entre 50,000 y 60,000 fallecidos.
Desde entonces, sin embargo, Trump ha aumentado su pronóstico en varias ocasiones hasta reconocer en su cálculo más reciente que la cifra final probablemente estará entre 100,000 y 110,000 muertos.
El Instituto de Métricas y Evaluaciones de Salud (IHME) de la Universidad de Washington, en cuyos modelos de predicción de la evolución de la pandemia se fija a menudo la Casa Blanca, calcula que para comienzos de agosto la crisis habrá dejado más de 131,000 muertes en Estados Unidos.