La Justicia de Estados Unidos informó este miércoles de la imputación de diez miembros de la pandilla Mara Salvatrucha por seis asesinatos ocurridos en Long Island (Nueva York), un «duro golpe» a esta organización criminal procedente de Centroamérica a la que el presidente Donald Trump declaró la «guerra» en 2017, según las autoridades.
La Fiscalía del Distrito Este de Nueva York dijo en un comunicado que presentó un total de 24 cargos, entre ellos asesinato y delitos relacionados con secuestros y tráfico de drogas, contra esos diez individuos miembros de dos grupos locales de la Mara Salvatrucha, conocida «MS-13», los Hollywood Locos Salvatruchas y los Sailors Locos Salvatruchas Westside.
«En 2017, el presidente ordenó al Departamento de Justicia ir a la guerra contra la MS-13 y simplemente hemos hecho eso», explicó en la nota el fiscal general de EE.UU., William Barr, que destacó la colaboración con el Departamento de Seguridad Nacional y se comprometió a «no descansar hasta vencer» a este grupo delictivo transnacional.
Entre los imputados están David Sosa-Guevara, de 28 años, y Kevin Torres, de 25, que las autoridades consideran «los líderes neoyorquinos de las pandillas Hollywood y Sailors, respectivamente, y que estaban en comunicación directa con líderes de alto rango de la MS-13 en El Salvador».
Entre los imputados había cinco individuos ya en custodia, dos fueron detenidos ayer martes en Carolina del Norte y serán trasladados a Nueva York, y uno está en paradero desconocido. De los dos restantes no se conoce la situación porque su imputación está sellada, ya que eran menores de edad cuando cometieron «varios asesinatos».
El fiscal neoyorquino en funciones, Seth D. DuCharme, indicó que los acusados seguían el código «brutal» de la MS-13 y que sus víctimas fueron «acuchilladas con machetes, otra recibió numerosos disparos y otra fue decapitada», a lo que el responsable del FBI, William Sweeney, agregó que algunas eran adolescentes, lo que aterrorizó a la comunidad.
De acuerdo con el documento de imputación, se les atribuyen precisamente los asesinatos violentos de Javier Castillo (2016) y Ángel Soler (2017), dos adolescentes de 15 años procedentes de Long Island que supuestamente pertenecían a la banda rival «18th Street» y cuyas muertes fueron ordenadas por los líderes de las pandillas y ejecutadas por sus miembros.
Asimismo, se les atribuyen los asesinatos violentos de otros cuatro jóvenes adultos en 2016 y que supuestamente pertenecían a esa misma banda rival: Oscar Acosta, de 19 años; Kerin Pineda, de 20 años; Josue Amaya Leonor, de 19 años, y Carlos Ventura Zelaya, de 24 años.
Si son hallados culpables, todos los acusados se enfrentan a cadena perpetua con posibilidad de una sentencia de pena de muerte.