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viernes 29 de noviembre de 2024
Mundo

Drama de Ferguson reaviva viejos demonios en EEUU: racismo e impunidad

por Redacción


Es raro que las protestas por una causa alcancen a tantas ciudades juntas en Estados Unidos.

La tensión era palpable este miércoles en Estados Unidos, tras una segunda noche de cólera por la liberación del policía blanco que mató a un joven negro desarmado en Ferguson, en un hecho que reavivó los viejos demonios del país: racismo e impunidad.

Decenas de miles de personas se manifestaron en 170 ciudades de Estados Unidos el martes por la noche, para reclamar justicia tras la decisión de un gran jurado de no imputar al policía blanco Darren Wilson, que mató al joven negro Michael Brown, en un polémico caso el 9 de agosto en Ferguson (Misuri).

Las protestas fueron en su mayoría pacíficas, aunque en algunos estados culminaron con detenciones. En Los Ángeles, 180 personas fueron arrestadas por la policía por haber bloqueado una autopista, y una decena fue arrestada en Nueva York.

Es raro que las protestas por una causa alcancen a tantas ciudades juntas en Estados Unidos. Este caso demuestra la profundidad del trauma provocado por la muerte de Brown y entre los ciudadanos alimenta el sentimiento de que nada cambiará.

Al caso de Brown se suma la indignación por la muerte de un niño negro de 12 años, abatido el fin de semana por un policía cuando manipulaba un arma de juguete en Cleveland (Ohio, norte), donde también se realizaron marchas para pedir justicia.

«No creo ni una palabra»

El presidente Barack Obama, quien en varias ocasiones reiteró sus llamados a la calma, reconoció que el problema va mucho más allá de Ferguson. «Existe una profunda desconfianza entre las fuerzas del orden y las comunidades de color en demasiadas regiones», dijo.

La Oficina de Estadísticas judiciales ha identificado en Estados Unidos 2.931 asesinatos «vinculados a arrestos» entre 2003 y 2009, en casi todos los casos con víctimas hombres, la mitad de ellos entre 25 y 44 años.

Los negros representan 32% de estas víctimas, mientras que representan solamente el 13% de la población.

Un hombre negro en Estados Unidos está obligado a aprender a usar palabras y gestos que pueden evitar un malentendido fatal: manos en el aire, decir «sí, señor», «no, señor». Sean Jackson, un habitante de Ferguson dijo a la AFP que hizo grandes esfuerzos para enseñarle a su hijo de 25 años cómo comportarse con la policía para «que no se haga matar».

La cólera de los manifestantes creció aún más con las primeras entrevistas otorgadas por el policía Wilson. El agente afirmó que fue atacado por la víctima y que tiene «la conciencia tranquila» de haber hecho lo correcto.

Su versión de los hechos fue denunciada el miércoles por los padres de Brown, quienes este miércoles viajaron a Nueva York para participar de una ceremonia de Acción de Gracias con las familias de las recientes víctimas negras de violencia policial.

Los padres del joven acusan a Wilson de manchar la memoria de su hijo.

«En primer lugar, mi hijo respetaba a las fuerzas del orden. Y luego, ¿qué persona en sus cabales se atrevería a atacar a un agente de policía que tiene su arma en la mano?», se preguntó Michael Brown Sr. en NBC.

«No creo ni una palabra. Conozco demasiado bien a mi hijo (…) Jamás hubiera hecho eso. Jamás provocó a nadie», explicó por su parte la madre, Lesley McSpadden, en el programa «This morning» (‘Esta mañana’) de la cadena CBS.

«Pensaba que todo iba bien»

Ferguson, epicentro del drama, permaneció relativamente en calma la noche del martes en comparación con la anterior, en la que se quemaron edificios y saquearon comercios.

Unos 2.200 efectivos de la Guardia Nacional -fuerza conformada por militares de la reserva y que se utiliza para contener emergencias- acudieron el martes a Ferguson para ayudar a la policía a reprimir los actos de violencia.

Sin embargo, el miércoles por la mañana la tensión seguía palpable. Cuatro o cinco hombres hicieron barricadas frente a las ventanas de un garaje de automóviles ubicado cerca de la comisaría de policía de Ferguson.

«Vi manifestaciones cerca de la alcaldía de Ferguson, después me fui a acostar, y esta mañana me desperté y vi todas las ventanas (del local) rotas», contó John Adams, uno de los empleados.

«Toda mi vida viví aquí y jamás vi algo igual. Dicen que las manifestaciones son pacíficas pero ¿les parece pacífico esto?», denunció.

«Me enojé mucho, mucho», contó por su parte Karen Gold, dueña de un local de reventa de muebles ubicado cerca de la alcaldía de la ciudad. Ya protegió sus vidrios y dice que no abrirá las puertas hasta la semana que viene.

«No tuve miedo pero me enojé y me sorprendí porque antes del mes de agosto no sabía que las comunidades estaban tan divididas. Pensaba que todo iba bien», dijo la mujer, preocupada por las consecuencias de la violencia en los negocios y comercios de Ferguson.

Resta saber si las movilizaciones continuarán después de las celebraciones de Acción de Gracias del jueves, cuando los estadounidenses aprovechan los días libres para reunirse con la familia.

Mientras, una comisión del Senado organizará una audiencia sobre la situación de los derechos cívicos en Estados Unidos el 9 de diciembre, y la justicia federal sigue adelante con una investigación independiente para saber si el policía violó los derechos cívicos de Brown.