Un sacerdote fue expulsado de la Iglesia Católica después que un grupo de investigadores concluyeron que había acosado, seducido y tenido relaciones sexo-coitales con siete mujeres casadas.
Una de las mujeres contó a los investigadores que participó en las primeras sesiones de un curso que el cura dio en una universidad. Él aprovechó ese momento para pedirle su número telefónico.
Unas semanas más tarde comenzó a llamarle por teléfono para preguntarle asuntos personales y le cuestionaba qué pensaba de él.
Sin embargo, las cosas se agravaron cuando él le advirtió que si no tenían relaciones sexuales la iba a reprobar en el curso.
La mujer contó: “me pedía que la próxima vez que nos viéramos, me disfrazara… pedía que me tocara, que le dijera cosas… decía que necesitaba a una mujer como yo para no volverse homosexual”.
Ella accedió y al final su esposo se dio cuenta y se divorciaron. La mujer justificó que en su afán de aprender había aceptado estar en ayuntamiento carnal con el cura.
El resto de las mujeres describieron al cura como un hombre “atrayente y cautivador”.
“Logró crear en mí una dependencia de él”, afirmó una ellas agregando que le gustaban al cura diversas prácticas sexuales pervertidas y que además les dejaba chupetones porque decía que era su marca personal de hombre.
El sacerdote fue identificado como Toribio Baena.
Ocurrió en Michoacán, México.