Cuba aceptó la propuesta de la Unión Europea (UE) de iniciar negociaciones de un acuerdo para normalizar las relaciones mutuas, luego de una década de desencuentros y sanciones, declaró este jueves el canciller cubano, Bruno Rodríguez.
«Cuba acoge con satisfacción esta propuesta del 10 de febrero de la alta representante (de la UE Catherine Ashton), que significa el fin de las políticas unilaterales de la Unión Europea sobre Cuba y acepta el inicio de negociaciones al respecto, lo que lo que acabamos de hacer saber al embajador de la Unión Europea en La Habana», Herman Portocarero, señaló Rodríguez en conferencia de prensa.
Añadió que La Habana «actuará en el proceso que se avecina de manera constructiva y considera que los principios enunciados (…) tienen plena vigencia y deben seguir siendo el referente en nuestras relaciones».
Esos principios, dijo, son «carácter incondicional, recíproco y no discriminatorio, pleno respeto a la igual soberana de los estados al marco jurídico e institucional de las partes y en total apego al principio de no injerencia en los asuntos internos de los estados».
En 2003, tras el encarcelamiento de 75 disidentes en Cuba, la UE adoptó una serie de sanciones contra la isla que el canciller calificó de «incultas e inaplicables», a las cuales La Habana respondió rechazando acogerse al Tratado de Contonú, que la UE mantiene con países de Asia, el Caribe y el Pacífico.
Interrogado si considera que la decisión de la UE envía un mensaje a Estados Unidos, Rodríguez señaló que «esta correcta decisión de la Unión Europea demuestra que las políticas unilaterales no funcionan y no tienen lugar en la época actual».
Indicó que Cuba inició en 1988, hace 26 años, un «camino largo» para establecer relaciones con el bloque, que sufrió primer tropiezo con la «Posición Común» adoptada por la UE en 1996 a propuesta del gobierno conservador español de José María Aznar.
Esa Posición, aún en vigor, condiciona los acuerdos de cooperación a avances democráticos en la isla, sobre todo en materia de derechos humanos y políticos, lo que La Habana considera una «injerencia» en sus asuntos internos.
El canciller dijo que su gobierno está dispuesto a tratar con la UE «cualquier tema, incluido el tema de los derechos humanos», pues La Habana tiene «preocupación» sobre lo que ocurre en ese tema en varios países del bloque.