El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, parte el domingo a una gira por la región Asia Pacífico dejando un país conmocionado y furioso por la posible masacre de 43 estudiantes, el crimen que acabó con el brillo internacional de sus reformas económicas.
Desde que devolvió en 2012 la presidencia al PRI (Partido Revolucionario Institucional), Peña Nieto ha sido aplaudido por jefes de Estado por atreverse con medidas tan controvertidas en México como la apertura del nacionalizado sector petrolero a la inversión privada.
Pero la trágica noche del 26 de septiembre en la ciudad de Iguala (sur) volvió a poner el foco internacional en el horror de la violencia en México.
En esa ciudad, a solo 200 km de Ciudad de México, policías corruptos atacaron a 43 estudiantes y los entregaron a sicarios de un cártel narcotraficante.
Tras seis semanas de angustia nacional, la fiscalía anunció el viernes que detenidos confesaron que asesinaron a los jóvenes y quemaron sus cuerpos, arrojando los restos a un río, un relato atroz que agrieta la afirmación de Peña Nieto de que la violencia está disminuyendo en el país.
«Esto le afecta negativamente porque yo creo que México con las reformas, sobretodo en el tema energético, se había vuelto un escenario muy atractivo para los capitales», dijo a la AFP Javier Oliva, experto en seguridad de la pública Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Cuando emprenda el vuelo hacia Pekín para un viaje de seis días, Peña Nieto dejará atrás un país escandalizado y furioso por lo que puede ser una de las peores masacres de la ola de violencia relacionada con el crimen organizado, que ha dejado 100.000 muertos y desaparecidos desde 2006.
Peña Nieto acortó cuatro días de su gira, en la que participará en las cumbres de APEC y G20 y realizará una visita de Estado a China, pero sigue recibiendo críticas que le acusan de un desinterés en la tragedia de Iguala.
«Es una mala idea que se vaya (…) Ya imagino la primero foto con Xi Jinping y con Peña Nieto con una copa de champaña mientras los padres están buscando como enterrar a sus hijos», avanza Oliva.
Oportunidad política
Los padres de los desaparecidos, alumnos de una escuela para maestro de fuerte ideología socialista, sospechan que el gobierno ajustó el anuncio de la supuesta muerte de los jóvenes para facilitar la partida de Peña Nieto.
«Lo que pretenden es que el presidente se vaya a su gira», denunció su vocero, Felipe de la Cruz.
Los padres, que desconfían del gobierno, aseguran que no creerán que sus hijos están muertos hasta que tengan pruebas de ADN de un grupo de forenses argentinos a los que pidieron ayuda.
Alejandro Hope, un exoficial de inteligencia mexicano, apuntó que pudo haber un «intento de administrar tiempos» políticos, ya que la fiscalía tenía hace una semana los testimonios de los detenidos y decidió hacerlos públicos un viernes por la tarde, cuando casi iniciaba el fin de semana del viaje del presidente.
La visita de Peña Nieto a China es un esfuerzo más por estrechar los lazos con la potencia asiática. El mandatario ya invitó a su homólogo Xi Jinping a una visita de Estado el año pasado.
Sin restar importancia al crimen de Iguala, «la visita a APEC y China es de la mayor trascendencia política y económica para México y el actual gobierno», resaltó a la AFP el coordinador del Centro de Estudios China-México de la UNAM, Enrique Dussel.
Importancia del viaje
México, que tiene a China como segundo socio comercial, aspira a acceder a una mayor parte de los más de 100.000 millones de dólares que Pekín invierte cada año, explicó el canciller José Antonio Meade al argumentar la trascendencia del viaje de Peña Nieto, que pretende diversificar un comercio exterior prácticamente monopolizado por Estados Unidos.
Pero el viaje de Peña Nieto ya se vio empañado por su abrupta decisión de cancelar un multimillonario contrato para la construcción del primer tren de alta velocidad mexicano, otorgado esta semana a un consorcio encabezado por una compañía china que fue la única postulante.
Peña Nieto tendrá probablemente que explicar su decisión a Xi en la visita del 12 y 13 de noviembre, al término de la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC) en Pekín.
Posteriormente, el mandatario viajará a Brisbane (Australia) para la cumbre del G20 pero sólo asistirá a la primera de las dos jornadas del foro, donde se encontrará con los líderes mundiales que han elogiado sus reformas.