El encuentro se iniciará en la tarde en la ciudad de Cali (470 km al suroeste de Bogotá) y finalizará el viernes con una visita al departamento limítrofe de Putumayo (sur), donde operan grupos irregulares como la guerrilla de las FARC y hay siembras de coca, según el ministerio de Defensa.
«Se adoptarán disposiciones para seguir cerrándoles el paso en la frontera a las diferentes formas de crimen transnacional, como el tráfico de armas, el narcotráfico y el contrabando», señaló un comunicado.
Los militares ecuatorianos consideran a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, comunistas) como la «mayor amenaza» para la seguridad de su país.
A la cita concurrirán, por Ecuador, el ministro de Seguridad, Homero Arellano, el comandante de la Policía, Rodrigo Suárez, y oficiales de las direcciones operativa y antinarcóticos, señaló un comunicado.
También asistirán los viceministros de Defensa e Interior, Carlos Larrea y Javier Córdova, respectivamente.
Por Colombia estarán presentes el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, el comandante de las Fuerzas Militares, Leonardo Barrero, el director de la Policía, Rodolfo Palomino, y el director antidrogas de esta fuerza, Ricardo Restrepo.
Tras la reunión en Cali, en la que se revisará la seguridad en la frontera de 700 km y compromisos de anteriores citas, los funcionarios viajarán el viernes al departamento de Caquetá (sur) para dar la largada a una competencia ciclística que este año promoverá la desmovilización de irregulares.
Luego se trasladarán a un sector de Putumayo (limítrofe con la provincia ecuatoriana de Sucumbíos), donde se han detectado plantaciones de coca, materia prima de la cocaína.
A partir de esa visita se formularán «nuevas acciones conjuntas para erradicar los sembradíos ilegales en ambos lados de la frontera, con el fin de acabar una de las fuentes de financiación de las organizaciones delincuenciales y terroristas», indicó el ministerio.
El pasado 8 de agosto, un militar ecuatoriano murió durante un enfrentamiento con miembros de las FARC en la zona fronteriza, tras lo cual el presidente Rafael Correa ordenó a los militares repeler cualquier ataque del lado colombiano.
En esa acción también fallecieron cinco insurgentes y resultó herido otro soldado ecuatoriano.