(AFP) – El gobierno de Colombia y la guerrilla comunista de las FARC lograron el miércoles un crucial acuerdo sobre la participación en política de los rebeldes una vez que firmen la paz y termine el conflicto armado que lleva medio siglo.
Las partes, que en mayo habían alcanzado un acuerdo sobre la cuestión agraria, anunciaron que lograron establecer las pautas para que los guerrilleros se incorporen al sistema político una vez que abandonen las armas.
«Las delegaciones del gobierno y las FARC informan que hemos llegado a un acuerdo fundamental sobre el segundo punto de la agenda», señaló una declaración conjunta leída en el Palacio de Convenciones de La Habana; sede de las negociaciones.
Este acuerdo «incluye garantías para la oposición política, medidas para impulsar la participación ciudadana», y contempla que tras la firma del acuerdo final se haga una revisión del sistema electoral colombiano.
Las partes «acordaron (…) medidas para asegurar la transparencia en los procesos electorales, en especial en las zonas de mayor riesgo de fraude» y «un sistema integral de seguridad» para los políticos sobre «la base del respeto por la vida y la libertad de pensamiento y opinión», dice el documento.
En décadas pasadas, miles de políticos colombianos fueron asesinados, entre ellos muchos militantes de la Unión Patriótica, un partido creado por las FARC en un anterior proceso de paz.
«Esta nueva apertura democrática abrirá el camino para arraigar definitivamente la paz, luego de la terminación del conflicto» armado, dijo el jefe negociador del gobierno, Humberto de la Calle.
«Lo convenido se aplicará si y sólo si pactamos un acuerdo del fin del conflicto, que incluya la dejación de las armas, la desmovilización y la reincorporación a la vida civil de este grupo guerrillero», advirtió.
Por su parte, el jefe negociador de la guerrilla, Iván Márquez, destacó que este acuerdo parcial no constituye un «sometimiento» de los rebeldes.
«Los importantes aspectos que hasta el momento se han acordado en el tema de participación política, nos colocan a los colombianos en la posibilidad de comenzar a abrir las puertas de una verdadera democracia», dijo.
El presidente Juan Manuel Santos salió al paso este miércoles a especulaciones mediáticas sobre una posible suspensión de las pláticas y «sería realmente irresponsable sacrificar la mayor oportunidad de paz que ha tenido el país» en momentos que «estamos logrando alcances reales».
El representante de Cuba, Rodolfo Benítez, cuyo país es garante de las conversaciones junto con Noruega, consideró el acuerdo «un nuevo paso de avance para alcanzar la paz en Colombia» y aseguró que su país «continuará contribuyendo en todo lo posible», según el telediario local.
Próximo punto: drogas ilícitas
A partir del 18 de noviembre, las negociaciones se centrarán en las drogas ilícitas, el tercero de los cinco puntos de la agenda que negocian desde hace un año, dijo De la Calle.
Los otros puntos pendientes son el abandono de las armas y reparación de las víctimas, además del mecanismo para refrendar el eventual acuerdo de paz.
El diálogo transcurre sin el cese de hostilidades en Colombia.
El proceso se ha complicado al acercarse las elecciones presidenciales de 2014 en las que Santos buscaría un nuevo mandato.
El movimiento conservador del expresidente Álvaro Uribe (2002-2010), el principal crítico de Santos, se opone al proceso de paz y propone que el gobierno retome una estrategia de guerra frente a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
La ex senadora izquierdista colombiana Piedad Córdoba, mediadora en la liberación de varios rehenes de las FARC, celebró el consenso.
«Se critica este proceso de paz, pero no se reconoce que en un año ha avanzado más que todos los demás intentos juntos», señaló en su cuenta de Twitter.
Ahora el proceso de paz «va a fluir»
El 19 de noviembre se cumplirá un año del inicio de las pláticas y Santos confiaba al inicio del proceso que para esa fecha estaría sellado un acuerdo final que condujera a la desmovilización de las FARC, la mayor guerrilla de Colombia y la más antigua de América Latina, con unos 8.000 combatientes.
Otros tres procesos de paz fracasaron antes de manera abrupta, el último de ellos hace una década, y ambas partes sostienen que en el actual proceso «nada está acordado mientras no lo esté todo».
Pero tras el consenso en este punto y en el tema agrario, causa del conflicto que condujo a la creación de las FARC, el analista Luis Eduardo Celis, del centro de estudios Paz y Reconciliación, cree que el proceso avanzará con fluidez.
«Las dos raíces del conflicto con las FARC son el tema agrario y la participación política. Si en esos dos puntos hay ya acuerdos sustantivos, lo demás va a fluir», declaró Celis a la AFP.