MANAGUA, 20 julio 2014 (AFP) – Cinco muertos y 24 heridos dejó en Nicaragua un ataque a tiros perpetrado por desconocidos contra simpatizantes del gobierno de Daniel Ortega, tras participar en la celebración del 35 aniversario de la revolución sandinista, informaron autoridades locales.
Las víctimas, que viajaban la noche del sábado de Managua a sus lugares de origen, fueron atacadas por hombres armados que dispararon contra dos caravanas de autobuses, una en el sector conocido como Las Calabazas, a 74 km al norte de Managua, donde perecieron cuatro personas y otra en San Ramón, en el departamento de Matagalpa, a 140 km al norte de la capital, donde murió la quinta víctima.
«En estos momentos nos llena de ira, nos llena de dolor y hasta el momento tenemos 24 heridos, cuatro muertos, aquí en Las Calabazas, entre jóvenes, mujeres, esto no tiene nombre», declaró al oficialista Canal 4 el alcalde de Matagalpa, Zadrach Zeledón.
La otra víctima pereció en el ataque a la caravana en el municipio de San Ramón, según el edil.
Los simpatizantes del gobierno regresaban a sus comunidades tras participar en Managua en un multitudinario festejo por el 35 aniversario de la revolución sandinista que puso fin a la cruenta dictadura de Anastasio Somoza.
«Fuimos interceptados por un grupo de gente armada que estaba en la parte alta de la carretera, haciendo varias detonaciones con arma de fuego que impactaron en el bus», manifestó Dani Espinoza, uno de los simpatizantes sandinistas que viajaba en el bus atacado en Las Calabazas.
El Ejército y la Policía aún no se han pronunciado sobre el hecho, pero fuentes extraoficiales indican que se han movilizado tropas con apoyo de perros y helicópteros a la zona en busca de los responsables.
El gobierno tampoco se ha manifestado sobre este acto inédito desde la década de 1990, cuando terminó el conflicto armado entre sandinistas y guerrillas de la llamada contrarevolución.
Las autoridades han negado en distintas ocasiones la existencia de grupos armados con fines políticos en el país, ante la publicación de comunicados en redes sociales de supuestas organizaciones armadas antisandinistas. El gobierno los califica de delincuentes comunes.
Indignación
«Esto tenemos que denunciarlo porque es un crimen (…) de gente que tiene que ser castigada con todo el peso de la ley. Esto no puede quedarse así. La indignación que tenemos es profunda, y nos llena hasta de una gran impotencia, de ver cómo se dio una situación tan cobarde, criminal, una masacre a mansalva», dijo Zeledón.
El secretario político del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en el departamento de Estelí, Francisco Valenzuela, calificó el hecho de «una masacre». «Es una cobardía ensañarse con jóvenes, niños, con mujeres, que viajaban felices de una fiesta nacional», subrayó.
Partidos de oposición también condenaron el ataque armado y demandaron una investigación para aclarar los hechos.
«Condenamos enérgicamente esa acción criminal realizada contra personas que hacían uso de su derecho a movilizarse», expresó el disidente Movimiento de Renovación Sandinista (MRS) en un comunicado de prensa.
El MRS expuso que así como reclama al gobierno respeto a la libertad de organización y movilización de los nicaragüenses, también «exigimos» lo mismo a cualquier «otra fuerza o grupo armado».
El derechista Partido Liberal Independiente (PLI) emitió un comunicado en el que «lamenta profundamente el derramamiento de sangre y la muerte de ciudadanos nicaragüenses».
La Conferencia Episcopal también condenó el ataque armado y pidió que «erradiquemos de una vez para siempre la intolerancia y la fuerza de la violencia de entre los nicaragüenses».
Ortega, un exguerrillero de 68 años volcado al cristianismo conservador, llega al 35 aniversario de la revolución fortalecido en el poder, con amplio control en el partido y en las instituciones del Estado y habilitado para gobernar sin límites tras la reforma que permite la reelección presidencial indefinida.