Desde cadenas de comida rápida a restaurantes elegantes, decenas de comercios gastronómicos cerraron este jueves en Washington para protestar contra el tratamiento que le está dispensando el presidente Donald Trump a los inmigrantes.
Algunos lo hicieron para expresar su solidaridad con el gran número de personas de bajos ingresos que trabajan en ellos y otros porque no se presentó a trabajar el personal suficiente. Ello ocurrió en el marco de una protesta a escala nacional denominada «Un día sin inmigrantes», bautizada de ese modo para mostrar su importancia en la economía estadounidense.
De Nueva York a Los Angeles, los inmigrantes no fueron a trabajar, no llevaron a sus hijos a las escuelas, evitaron comprar combustible o intentaron, por diferentes medios, poner de relieve el costo para Estados Unidos de un día sin ellos.
«Creo que es sensacional, especialmente que esté ocurriendo aquí, en (Washington) DC, donde afecta directamente a la gente de Trump», dijo Amara Shaker-Brown, de 27 años, que trabaja en una empresa de tecnología.
«Si quieren pedir un almuerzo, podrán ver que su política migratoria tiene un impacto directo», afirma Shaker Brown, cuyos abuelos nacieron en Italia, Líbano e Irlanda. «Soy descendiente de inmigrantes, como casi todos en este país».
La mezcla de protesta, boicot y huelga tiene lugar en momentos en que un gran temor se extiende principalmente en la comunidad de latinoamericanos en todo el país, a causa de las operaciones que desembocaron en la detención de cientos de extranjeros sin papeles que viven en Estados Unidos.
Algunos fueron deportados sumariamente después de que Trump prometiera en la campaña electoral que expulsaría a los inmigrantes ilegales. También se mantiene el enojo por el ahora suspendido decreto que prohibía la entrada de todos los refugiados y de los ciudadanos de siete países mayoritariamente musulmanes.
Algunos restaurantes de Washington pusieron en sus puertas carteles en los que explicaban que estaban cerrados para apoyar a sus trabajadores.
Edward Burger, un médico retirado de 84 años, quien leía de pie uno de esos carteles afuera de un local de venta de ensaladas llamado Sweetgreen, dijo que la protesta era un gran idea. «La cuestión de los inmigrantes y la hospitalidad de Estados Unidos es muy importante, para ellos y para nosotros, aseguró.