La visita a China del ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, para participar en una reunión especial sobre Afganistán vuelve a dejar patente la comunión existente entre Moscú y Pekín pese a las críticas a cuenta de la guerra en Ucrania.
La reunión bilateral mantenida ayer entre los dos cancilleres en la provincia oriental de Anhui dejó claro que su «asociación estratégica» no ha cambiado ni cambiará por la guerra ni por las consiguientes sanciones de Occidente: «Nuestros lazos han mantenido la dirección correcta, han demostrado un ímpetu tenaz. Tenemos una voluntad y una confianza aún más fuerte para que se sigan desarrollando», indicó Wang durante el encuentro.
Por su parte, Lavrov dio parte de las negociaciones que mantiene con Ucrania para desescalar el conflicto, en las que Moscú se comprometió a reducir sus operaciones militares cerca de Kiev, a lo que Wang dio su beneplácito: «Apoyamos los esfuerzos rusos y de otras partes para prevenir una crisis humanitaria a gran escala».
El canciller chino insistió en que estas conversaciones continúen «pese a las dificultades» hasta que lleguen a buen puerto.
«China quiere que Rusia y Ucrania resuelvan el conflicto de manera pacífica, pero al mismo tiempo se opone a que Occidente utilice la crisis para crear nuevos problemas o venga con sanciones», comentó hoy a la prensa oficial china el experto Cui Heng, quien respondió a los escépticos argumentando que Pekín no solo media en el conflicto sino que ha logrado que este no avance «hacia una guerra total».
«Lecciones» de la guerra
China, que ha evitado usar la palabra «invasión» para referirse a la ofensiva rusa, no quiere que la presión de Occidente sobre Rusia la obligue a renunciar a su sociedad con Moscú, y mucho menos a petición de un Washington que, a ojos de Pekín, sigue viendo al país asiático como su principal rival a largo plazo.
«Fue EE. UU. quien instigó revoluciones de colores en Ucrania y quien dirigió las expansiones de la OTAN hacia el este. Son ellos quienes han ido incitando el desorden en Ucrania y quienes han tratado de reducir el espacio estratégico de Rusia hasta que estalló este conflicto militar», justificaba hoy la agencia estatal Xinhua en un editorial.
En ese sentido, Wang ya había avanzado la víspera que «se deben aprender las lecciones que nos deja la crisis de Ucrania», en referencia al ya manido concepto chino de que se debe «responder a las legítimas preocupaciones de seguridad de todas las partes».
En su conversación con Lavrov, Wang olvidó hacer referencia a la otra máxima de Pekín de que «se debe respetar la soberanía y la integridad territorial de todos los estados», incluyendo Ucrania, algo que en lo que sí incidió en otra conversación que mantuvo con Lavrov el pasado 24 de febrero.
En lo que ambos coinciden sin fisuras es en avanzar hacia lo que definen como «un orden mundial multipolar» en la línea de lo acordado en febrero entre los presidentes de ruso y chino, Vladímir Putin y Xi Jinping, respectivamente.
China es consciente de que la sintonía entre ambos -escenificada entonces durante la visita de Putin a Pekín para asistir a la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno- levanta recelos en Occidente, y en respuesta enfatiza en que su relación con Rusia «no es una alianza» sino que está basada en «la no confrontación» y que tampoco apunta a terceros países.
Afganistán de fondo
Ese mundo multipolar incluye coordinación y comunicación estratégicas sobre asuntos candentes en países asiáticos como Afganistán, opina el analista Zhu Yongbiao al periódico South China Morning Post.
La situación allí es precisamente el motivo oficial de este último viaje de Lavrov, que tras China visitará India, país que tampoco ha condenado la invasión rusa a Ucrania.
Dado que los talibanes no lograron su ansiado reconocimiento de la comunidad internacional, se han apoyado en China para paliar la grave crisis humanitaria y económica por la que pasa el país, agravada por las sanciones a las que Pekín también se opone.
Así, China albergaba hasta hoy una cumbre con representantes de países vecinos a Afganistán que incluye a Rusia, Pakistán, Irán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán: «Hacen falta esfuerzos coordinados para garantizar una transición estable desde el caos al orden en Afganistán», zanjó hoy el presidente chino, Xi Jinping, en un mensaje escrito.
El canciller Wang Yi agregó tras la cita que China espera que Afganistán emprenda un camino «independiente y pacífico, sin la presencia de fuerzas exteriores que puedan crear caos» y «con sinergias de la comunidad internacional y mecanismos regionales».
«Afganistán debe eliminar todo tipo de terrorismo desde sus raíces y garantizar que no se convierta de nuevo en un santuario para estas fuerzas», advirtió Wang.
Al margen, tuvieron hoy lugar otras dos reuniones: una con la troika ampliada con China, Rusia y EE. UU. más Pakistán, y otra con los titulares de China y Afganistán.
Sobre el primer encuentro, la Cancillería china recogió únicamente el discurso de Wang, esta vez centrado en insistir en que los cuatro países apoyen sin fisuras los esfuerzos afganos para reconstruir el país.
Para ello, Wang pidió consenso y pragmatismo a todas las partes, y exhortó a Estados Unidos a que levante sus «sanciones irrazonables» contra Kabul.