El índice de consumo de anfetaminas en Centroamérica es superior al registro global, lo que supone un potencial mercado que las pandillas pueden controlar en el futuro con sus redes de tráfico al menudeo, advirtió en una entrevista con Efe un experto de las Naciones Unidas.
De acuerdo con Juan Gómez Hecht, experto de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Crimen para América Central y el Caribe (UNODC ROPAN), en esta región de América el porcentaje de prevalencia de consumidores de anfetaminas es del 1 %, superior al promedio global del 0,6 %.
Gómez apuntó que, de a acuerdo con el Informe Mundial de Drogas 2020, se estima que en Centroamérica «hay 310.000 consumidores de anfetaminas».
«Las pandillas todavía no se involucran plenamente en la distribución de éxtasis, anfetaminas y nuevas drogas psicoactivas, pero existe un elevado número de consumidores de estas substancias en la región centroamericana», agregó.
Apuntó que «esta situación podría hacer que, en un futuro, surja un potencial mercado de drogas controlado por las pandillas, sobre todo por el elevado nivel de lucro que genera esta actividad».
«Esta es una situación que tiene que ser monitoreada de cerca por las autoridades», advirtió.
PANDILLEROS Y «NARCOMENUDEO».
Las pandillas «controlan» en los países centroamericanos en los que tienen presencia el tráfico al menudeo de la marihuana y en el caso de El Salvador, donde predomina la Mara Salvatrucha (MS13) y el Barrio 18, la marihuana que distribuyen «proviene principalmente de Guatemala».
En los países del llamado Triángulo Norte de Centroamérica, compuesto por El Salvador, Guatemala y Honduras, tienen presencia estas bandas, cuya principal fuente de ingresos son las extorsiones y el tráfico de drogas al menudeo.
«Las pandillas han tratado de ingresar al tráfico a gran escala de cocaína, pero hasta la fecha no lo han podido lograr», apuntó Gómez.
Indicó que entre las razones de esto se encuentra que «la mayoría de la cocaína que circula por el istmo centroamericano lo hace por la vía marítima y en el caso de El Salvador en aguas lejanas de su costa y las pandillas no tienen capacidad de operar en estas aguas».
La segunda es que el tráfico terrestre de esta droga «se lleva a cabo por redes de transportistas que trabajan para los poderosos carteles de droga mexicano».
Explicó que en el único país centroamericano que se reporta a las pandillas involucradas en el tráfico a gran escala de cocaína es en Honduras y que en El Salvador distribuyen internamente, mediante las redes de la MS13, la cocaína que es producida en Guatemala, que es de menor «calidad» que la elaborada en el sur del continente.
PANDILLAS Y COVID-19
Un estudio de la UNODC indica que las actividades de las pandillas salvadoreñas, ante la pandemia del COVID-19, «se han visto impactadas en una disminución considerable en su principal fuente de ingreso: la extorsión».
«Esta disminución era predecible al estar cerrados muchos de los negocios que extorsionaban y la disminución de la actividad económica del país», explicó Gómez.
Añadió que también influyó la «pérdida temporal de su control territorial» ante la imposición de un estado de excepción, el confinamiento de la población y la «mayor presencia» de las fuerzas de seguridad.
No obstante, estas bandas «se están adaptando» a la llamada «nueva normalidad», de acuerdo con Gómez, al ingeniarse «nuevas formas de exigir y cobrar la extorsión» e implementando en sus zonas de control «medidas de aislamiento social por la fuerza».
«En la medida en que la economía informal aumente, por los altos niveles de desempleo generado a consecuencia de la pandemia, se van a abrir oportunidades para que las maras y pandillas se expandan y fortalezcan», advirtió.
CENTROAMÉRICA: MERCADO, RUTA Y ORIGEN DE DROGAS
La región centroamericana se identifica principalmente como ruta para el tráfico de la cocaína que procede del sur del continente hacia Estados Unidos, pero los datos de la ONU indican que en esta zona existe un mercado y se producen narcóticos prohibidos.
De acuerdo con el experto de la UNODC, la marihuana «es la droga que más se consume en la región» con un estimado de 108.000 consumidores jóvenes de entre 15 y 16 años de edad.
Al igual que con el caso de las anfetaminas, el porcentaje de prevalencia del uso de la marihuana, al menos en este rango de edades, es superior al índice global.
La prevalencia del consumo de esta droga en Centroamérica entre los adolescentes del referido rango de edades es de 5,4%, mientras que el promedio global es de 4,75 %.
El uso de la cocaína entre los centroamericanos en términos porcentuales también es superior al global en las personas entre 14 y 65 años de edad.
La prevalencia en Centroamérica, con un grupo de consumidores de cocaína de 210.000 personas, es del 0,7 %, mientras que el índice global es del 0,4 %.
Por otra parte, Gómez subrayó que Centroamérica «continúa siendo la principal ruta de tráfico de cocaína de Sur a Norteamérica», principalmente por el Océano Pacífico para la cocaína producida en el sur de Colombia y por vía terrestre para la elaborada en el norte de este mismo país.
Las incautaciones de esta droga durante el 2018 en Centroamérica representaron el 9 % del decomiso global de cocaína y se dieron principalmente en Panamá (4 %) y Costa Rica (2 %).
Pero la región no se presta únicamente para el tráfico de productos finales, sino que, según Gómez, «se ha detectado que se están traficando productos intermediarios», como «pasta de cocaína o cocaína base»
Esto, apuntó el experto, «señala que el procesamiento de clorhidrato de cocaína se está llevando a cabo en regiones fuera de Colombia», además «se han detectado cultivos de coca en Guatemala y Honduras.
Al consumo y tráfico de drogas se suma la producción, dado que en Centroamérica se señala «como principales países productores de cannabis» a Guatemala y Costa Rica, y «la mayoría de esta marihuana se trafica intrarregionalmente», de acuerdo con los datos del referido informe compartidos por Gómez.