Una caravana opositora recorrió Caracas este sábado para protestar «contra la tortura y la represión», horas después de que unidades antimotines detuvieran a decenas de personas, entre ellas corresponsales extranjeros, y que la televisión gubernamental imputara a ocho detenidos por «terrorismo internacional».
Los incidentes del viernes reavivaron la tensión que había comenzado a bajar en el marco de los feriados de carnaval, tras 24 días de protestas con un saldo de 18 muertos, 260 heridos y más de un millar de detenidos.
«No permitas que tu nevera tenga más huevos que tú», rezaba la pancarta de una joven que viajaba en el puesto trasero de una motocicleta, acompañando la caravana de unos 500 automóviles y centenares de motos, convocada por el sector radical de la oposición.
«Manifestamos por los muertos. No hay carnaval, no hay nada que celebrar», dijo a la AFP Argenis Arteaga, estudiante de ingeniería y quien llegó en un viejo sedan desde la barriada popular de Petare, considerada la segunda favela más grande de América Latina.
El presidente Nicolás Maduro ha calificado de intento de «golpe de Estado» las protestas iniciadas por estudiantes el 4 de febrero y a las que se sumaron dirigentes opositores radicales que piden ocupar las calles para forzar la salida del gobierno.
La diputada María Machado, una de las líderes del ala radical de la oposición y convocante de la caravana, llegó en motocicleta, escoltada por cuatro mujeres jóvenes en vehículos similares.
Las marchas en el país con las mayores reservas petroleras mundiales están azuzadas por altísimas tasas de homicidios (79 casos anuales cada cien mil habitantes, según una ONG, la mitad según el gobierno), inflación (56% anual) y recurrente escasez de bienes básicos (uno de cada cuatro).
Terrorismo internacional
El viernes en el feudo opositor de Altamira, los agentes antimotines atacaron con chorros de agua y gases lacrimógenos a manifestantes, muchos de ellos encapuchados, que respondieron con una nutrida lluvia de bombas incendiarias, constató la AFP.
La televisión gubernamental, sin citar fuentes, dijo que una «operación especial de la Guardia Nacional en Altamira permitió la detención de 41 guarimberos (manifestantes), de los cuales ocho son extranjeros y se encuentran requeridos por terrorismo internacional».
Entre los detenidos está la fotoperiodista italiana Francesca Commisari, colaboradora del diario venezolano El Nacional.
«Hablé personalmente con la fotógrafa Francesca Commissari, detenida (en) Fuerte Tiuna. Está bien», informó el sábado vía twitter Alfredo Romero, presidente de la organización humanitaria Foro Penal Venezolano.
Romero también dijo que de los 41 detenidos el viernes, solamente tres presentaban hematomas, producidos durante su aprehensión y que no fueron «maltratados».
El Sindicato Nacional de Trabajadores de Prensa había denunciado que además fueron arrestados y liberados poco después un corresponsal del diario Miami Herald y un equipo de la agencia Associated Press.
Poco después de los incidentes el ministerio de Información y Comunicación envió a la prensa extrajera un documento titulado «Venezuela bajo ataque mediático», que incluye fotografías y artículos definidos por el gobierno como «mentiras vinculadas al golpe suave».
Este sábado la ministra de Comunicación, Delcy Rodríguez, anunció que el gobierno demandará al diario español ABC y a su corresponsal en el país por «manipular la verdad sobre Venezuela» y divulgar fotos falsas sobre los disturbios.
Denuncias de abusos
En paralelo, el gobierno venezolano anunció que su canciller, Elías Jaua, se entrevistará el martes en Ginebra con el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, y pidió una sesión de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) para hablar sobre las protestas.
Opositores y ONG han denunciado el uso excesivo de la fuerza por parte de la policía para disolver las protestas. El Foro Penal Venezolano oficializó las denuncias de «33 casos de tratos crueles e inhumanos o torturas».
Por su lado, la Fiscalía General reconoció que se han abierto 27 investigaciones por abusos y enfatizó que el organismo «bajo ninguna circunstancia, va a permitir el quebrantamiento de los derechos humanos».
Entretanto, este sábado no se había conocido ninguna respuesta de los estudiantes, en el origen de las protestas, a una nueva invitación de Maduro para que se sumen a una mesa de diálogo nacional instalada esta semana.
«Se ha decidido hacer todas las diligencias posibles para hablar con todo el movimiento estudiantil venezolano», dijo Maduro ante religiosos de distintas confesiones, empresarios, intelectuales y gobernantes locales, pero con la ausencia de la alianza opositora, que boicoteó el encuentro.
«El diálogo de Maduro es: ‘vengan a Miraflores y mientras hablo en cadena (de televisión), persigo, asesino y reprimo en la calles'», replicó a través de Twitter el encarcelado líder opositor Leopoldo López, uno de los promotores de la táctica bautizada «La Salida» para impulsar el cambio de gobierno con manifestaciones.
El presidente, heredero político del creador de la Revolución Bolivariana Hugo Chávez -el primer aniversario de cuya muerte se conmemorará este 5 de marzo-, convocó a este diálogo frente a las peores protestas que enfrenta desde que fue electo en abril de 2013.