El hombre armado con un arma similar a un rifle de caza y un cuchillo que conmocionó durante horas a la ciudad japonesa de Nakano tras abrir fuego, causar cuatro muertos y después atrincherarse, fue detenido durante la madrugada de este viernes.
El detenido es Masanori Aoki, de 31 años, el hijo mayor del portavoz de la asamblea municipal de la mencionada ciudad situada en la prefectura de Nagano (centro), según confirmó la policía local, que se atrincheró durante horas en la vivienda de sus padres tras matar a una mujer a puñaladas y a dos policías a tiros.
Una cuarta persona murió en relación con el caso, una mujer que fue hallada herida e inconsciente fuera de la residencia, y cuyo fallecimiento se confirmó posteriormente.
Otras dos mujeres lograron escapar de la casa donde el hombre se atrincheró, entre ellas su madre, y se confirmó que el diputado municipal, de 57 años, se encontraba en un paradero seguro.
El sospechoso confesó a la policía que cometió el apuñalamiento de la mujer porque esta había hablado mal de él, y que disparó a los agentes por temor a que ellos abrieran fuego antes, según dijeron fuentes de la investigación a la cadena estatal NHK.
«Es un caso extremadamente cruel y hemos formado un equipo de 100 agentes para poder aclarar este caso de asesinato múltiple», dijo hoy en una rueda de prensa el jefe de la policía prefectural de Nagano, Iwao Koyama, que lamentó la muerte de los agentes «mientras cumplían con su deber».
Aoki ha sido detenido acusado del asesinato de uno de los policías, mientras se siguen buscando pruebas en relación con las otras muertes, de las que se espera que surjan nuevas acusaciones. La policía local recibió una llamada de emergencia antes de las 16:30 hora local del jueves (10:30 GMT), notificando el supuesto apuñalamiento de una mujer.
Un testigo que se encontraba trabajando unos campos cercanos al lugar del incidente dijo que en torno a media hora antes vio al asaltante persiguiendo a una mujer que gritaba pidiendo ayuda.
El presunto responsable del incidente, que iba ataviado con ropa de camuflaje, gafas de sol, un sombrero y una máscara, agarró a la mujer del brazo y la apuñaló por la espalda con un cuchillo con una hoja de unos 30 centímetros de largo, y volvió a apuñalarla en el pecho cuando yacía boca arriba, según el relato del testigo.
De acuerdo con esta misma fuente, le preguntó al asaltante por qué había hecho tal cosa y respondió: «La maté porque quería hacerlo».
La mujer fallecida ha sido identificada como Yukie Murakami, de 66 años, y vivía cerca del lugar.
Cuando el atacante se alejó del lugar a pie, el testigo, de 72 años, corrió a su domicilio a unos 150 metros del lugar, llamó a la policía y guió a los agentes a un área de estacionamiento cerca del lugar del apuñalamiento.
El asaltante reapareció mientras la policía aparcaba y abrió fuego con un arma similar a un rifle de caza. El testigo, aterrorizado por los disparos, huyó.
Dos policías fueron alcanzados en el tiroteo y fallecieron posteriormente, el inspector Yoshiki Tamai, de 46 años, y el sargento Takuo Ikeuchi, de 61.
El sospechoso se trasladó después a la residencia de sus padres, donde se atrincheró durante horas antes de salir pasadas las 4:30 hora local de este viernes (19:30 GMT del jueves).
El incidente conmocionó a los habitantes de una zona habitualmente tranquila de la ciudad, plagada de casas y campos de arroz.
La policía acordonó un área de 300 metros en torno a la escena del crimen y pidió a sus residentes que evacuaran temporalmente el lugar. Japón cuenta con uno de los índices de homicidios y de incidentes con armas de fuego más bajos del mundo.
El país asiático aplica una estricta normativa de tenencia de artefactos de este tipo, que está prohibida con la excepción de armas con usos específicos como la caza. Para esos casos se aplican amplios controles y complejos procedimientos burocráticos.
El detenido contaba con licencia para cuatro armas, entre ellas rifles y pistolas de aire comprimido, según detallaron este viernes las autoridades locales.
La última vez que más de un policía murió en un tiroteo en Japón fue en 1990, cuando dos agentes de paisano fallecieron tras recibir disparos al ser confundidos por «yakuza» en medio de una guerra de bandas en Okinawa (sudoeste), según las mismas fuentes.