Las autoridades blindarán el lunes el maratón de Boston con reglas draconianas, incluyendo una política «sin mochila», en un operativo en el que participarán 60 agencias de seguridad y más de 3.500 oficiales de policía en la calle, el doble del año pasado, cuando tuvo lugar el sangriento atentado.
Un verdadero ejército, que incluye además el despliegue de 3.500 personas de la organización, estará a cargo de la seguridad de unos 35.660 corredores de más de 70 países y un millón de espectadores, según la Asociación Atlética de Boston (BAA, por sus siglas en inglés).
Después de un año de preparación, las autoridades de Massachusetts (noreste de Estados Unidos) activarán un plan que tendrá como misión evitar cualquier incidente durante los 42,195 km de recorrido, con la mente puesta en la tragedia de 2013, cuando dos bombas artesanales estallaron en la línea de llegada dejando 3 muertos y 264 heridos.
«Queremos que ésta sea la gran carrera que siempre ha sido. No vamos a asustar a la gente y hacerla parecer a un campamento del ejército. Tenemos muchas cámaras, tenemos muchos recursos y estoy muy confiado en nuestros oficiales», dijo a la prensa el jefe de policía de Boston, William Evans, en la semana.
A pesar de las palabras de Evans, el despliegue será espectacular: más de 3.500 oficiales de policía, 600 miembros de la Guardia Nacional, 3.500 miembros de seguridad de la BAA y 100 cámaras de vigilancia adicionales a lo largo del recorrido.
En lo logístico, la prueba estará controlada por un Centro de Coordinación de Seguridad Pública establecido en la sede de la Agencia de Gestión de Emergencias de Massachusetts (MEMA), situada en Framingham, 37 km al oeste del centro de Boston.
Unos 250 miembros de más de 60 organismos locales, regionales, estatales, federales, privados y voluntarios reportarán al centro desde las 06H00 locales (10H00 GMT) del lunes.
La MEMA y los organizadores pondrán a disposición de corredores y espectadores un sistema de alerta para «compartir información importante sobre seguridad pública» a través de una aplicación gratis en los teléfonos celulares.
Reglas draconianas
Para esta edición los organizadores ampliaron el número de inscritos de los 27.000 permitidos en los últimos años a 36.000, cerca del récord de 38.708 que habían corrido en 1996 en ocasión del centenario de la prueba.
En total, habrá finalmente más de 35.660 corredores, de los cuales 5.330 de más de 70 países del mundo.
Las autoridades y los organizadores establecieron una serie de medidas draconianas para los participantes y los espectadores, incluyendo una política «sin mochila», consecuente con el hecho de que fue allí que los hermanos de origen checheno Tamerlan y Dzhokhar Tsarnaev escondieron el año pasado las bombas artesanales.
Los corredores no podrán llevar recipientes de vidrio, cualquier recipiente que contenga más de un litro de líquido, sistema de productos de hidratación personal, cualquier tipo de campera con bolsillos, coches de bebés e incluso cualquier objeto que mida más de 12 centímetros de largo por 38cm de ancho.
Para los espectadores se aconseja cumplir con las mismas directivas sin prohibir expresamente la posesión de esos objetos, aunque advirtiendo que quienes no sigan las recomendaciones serán objeto de demoras al atravesar los controles de seguridad e inspecciones reforzadas.
Si bien la policía no quiere ninguna sorpresa, el riesgo cero no existe.
El martes, horas después de un emotivo homenaje a las víctimas, sobrevivientes y socorristas de la tragedia del 15 de abril de 2013, cientos de personas fueron evacuadas por la presencia de dos mochilas sospechosas en el mismo sitio de los ataques.
Un hombre fue detenido y el escuadrón antibombas de la policía hizo explotar las dos mochilas «por precaución».