El Salvador
martes 26 de noviembre de 2024

Bombardeo a las FARC en Colombia sacude proceso de paz con fin de tregua unilateral

por Redacción


La guerrilla comunista reaccionó desde La Habana, donde el jueves se inició la trigésima séptima ronda de negociaciones de paz, con el anuncio de la suspensión de la tregua unilateral decretada por su parte en diciembre.

La muerte de 26 guerrilleros de las FARC en un bombardeo militar en Colombia sacudió el proceso de paz que se adelanta en La Habana, desde donde la guerrilla anunció el fin del cese al fuego unilateral en medio de las negociaciones.

El operativo militar contra un campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) tuvo lugar el jueves en el municipio de Guapí, Cauca, unos 480 km al suroeste de Bogotá, un bastión de este grupo rebelde.

«Los resultados preliminares de este operativo son 26 bajas y un menor de edad recuperado», además de 37 fusiles y una ametralladora incautados, dijo Santos en una alocución desde el palacio de Nariño, rodeado de la cúpula militar.

Para el mandatario se trató de una «acción legítima del Estado, en defensa y protección de la ciudadanía».

La guerrilla comunista reaccionó desde La Habana, donde el jueves se inició la trigésima séptima ronda de negociaciones de paz, con el anuncio de la suspensión de la tregua unilateral decretada por su parte en diciembre.

El gobierno de Santos y las FARC cumplen desde noviembre de 2012 un proceso de paz con una mesa de diálogo en La Habana, sin que en Colombia se haya decretado un cese del fuego bilateral.

«No estaba en nuestra perspectiva la suspensión de la determinación del cese al fuego unilateral e indefinido proclamado (…), pero la incoherencia del gobierno Santos lo ha logrado, luego de 5 meses de ofensivas terrestres y aéreas contra nuestras estructuras en todo el país», indicó la guerrilla en su blog.

En la misma zona, hace poco más de un mes, una emboscada guerrillera dejó 11 militares muertos, un ataque que consternó a la sociedad colombiana, cada vez más desconfiada del éxito del proceso de paz.

Las FARC calificaron a esa emboscada de «defensiva», y Santos autorizó entonces el reinicio de bombardeos contra la guerrilla, que habían sido suspendidos en marzo en señal de buena voluntad en el marco del proceso de paz.

Paz, único camino 

El intento de «desescalar» el conflicto por ambas partes sin alcanzar un cese al fuego definitivo durante los diálogos no ha dado los frutos esperados, según Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para Análisis de Conflictos (Cerac).

Los hechos demuestran que «la violencia afecta al proceso y no permite a las partes avanzar», encalladas en la negociación, y actualmente en una «crisis muy seria», dijo Restrepo a la AFP.

Según el analista, es el momento de «acordar muy rápidamente un cese al fuego definitivo», y para ello sería útil «la presión internacional».

Santos se ha negado hasta el momento a declarar una tregua para evitar un fortalecimiento de la guerrilla durante los diálogos de paz.

«Desde el día que se iniciaron las negociaciones de La Habana he sido muy claro en que las operaciones de nuestras Fuerzas Armadas contra la subversión no se detendrían y no se detendrán», insistió el mandatario.

Este viernes fue suspendida a última hora una «reunión conjunta» en La Habana de las delegaciones del gobierno y las FARC, en la que se esperaba que informaran sobre el inicio del desminado acordado en marzo, informó a la AFP un responsable de la cancillería cubana.

Sin embargo, ambas delegaciones volverán a dialogar el sábado, tal como estaba previsto.

Santos, promotor de las conversaciones que se desarrollan desde noviembre de 2012 en Cuba para poner fin a más de 50 años de conflicto armado, hizo un llamado a «acelerar las negociaciones».

Hasta ahora las partes han alcanzado acuerdos parciales en reforma rural, participación política y drogas ilícitas, pero faltan por consensuar el tema de las víctimas, el desarme y fin del conflicto, así como el mecanismo para refrendar un eventual pacto final.

El conflicto armado colombiano, en el que además de guerrillas han participado paramilitares, ha dejado al menos 220.000 muertos y más de seis millones de desplazados, según cifras oficiales.