El ultraderechista Jair Bolsonaro asumió hoy como nuevo presidente de Brasil y reafirmó su compromiso con el «rescate de los valores» conservadores de la sociedad, una economía de libre mercado y una política exterior «libre de ideologías».
El capitán de la reserva del Ejército, que ganó las elecciones de octubre pasado, tomó posesión de su cargo en una ceremonia realizada en la sede del Parlamento y que llevó a las calles de Brasilia a una multitud calculada en unas 130.000 personas.
A diferencia de todos sus antecesores, que dedicaron cerca de una hora al primer discurso tras jurar en el Congreso, a Bolsonaro le bastaron solamente diez minutos para delinear las claves del Gobierno que ejercerá hasta el 1 de enero de 2023.
En lo económico, que será esencial para mantener la popularidad del 65 % con que empieza su mandato, según una encuesta divulgada hoy, se comprometió a impulsar reformas estructurales que permitan acabar con un crónico déficit fiscal.
También reiteró que se propone abrir los mercados internacionales para las exportaciones brasileñas, «estimulando la competición, la productividad y la eficacia sin tinte ideológico» y con una especial atención al sector agropecuario, que es el sosten de la economía nacional.
Asimismo, pidió apoyo al Parlamento para «la tarea de liberar definitivamente al país del yugo de la corrupción, de la violencia y de la sumisión ideológica», que fueron tres de los puntales en que se apoyó la campaña electoral que le llevó al poder.
Otro punto en el que incidió fue el combate a la delincuencia, a la que se le atribuyen cerca de 60.000 muertes anuales en el país, y reiteró que para reforzarlo pretende flexibilizar el porte de armas a fin de que los «ciudadanos de bien» puedan «defenderse».
En la única alusión que hizo a su política exterior, reiteró que expulsará «el perfil ideológico» de las relaciones internacionales y que estará orientada por el mismo norte de «servir a los brasileños» y no a «intereses partidarios».
Aún cuando subrayó una y otra vez que gobernará «sin ideologías», su talante anticomunista y su fuerte devoción religiosa marcaron los dos discursos que pronunció hoy, el primero ante el Parlamento y el segundo frente a sus miles de seguidores.
De hecho, aseguró que, con el inicio de su Gobierno, Brasil ha comenzado a «liberarse del socialismo, de la inversión de valores y de lo políticamente correcto», para «restablecer los valores éticos y morales» que, a su juicio, comparte la mayoría de la sociedad.
La ceremonia estuvo enmarcada en la que ha sido la más vasta operación de seguridad que se ha visto en décadas en Brasilia, que movilizó a cerca de 12.000 efectivos de los cuerpos policiales y de las Fuerzas Armadas.
Pese a que las previsiones meteorológicas anunciaban lluvia para la hora de la investidura, el cielo de Brasil se abrió y Bolsonaro pudo circular entre sus seguidores en un Rolls Royce «Silver Wraith» sin capota, acompañado por su esposa Michelle.
En medio de las ceremonias, también juramentó a los miembros de su Gabinete, que este miércoles asumirán formalmente sus cargos en sus respectivos ministerios, que eran 29 con el mandatario saliente Michel Temer y que Bolsonaro ha limitado a 22, en aras de reducir el tamaño del Estado y fomentar la austeridad en el gasto público.
A la investidura asistieron delegaciones de unos 60 países, que al caer la noche fueron recibidas por Bolsonaro para un cóctel en la sede de la cancillería.
Entre los presentes, algunos líderes latinoamericanos, como los presidentes de Bolivia, Evo Morales; Chile, Sebastián Piñera; Honduras, Juan Orlando Hernández; Paraguay, Mario Abdo Benítez; y Uruguay, Tabaré Vázquez.
Asimismo, asistieron los primeros ministros de Israel, Benjamín Netanyahu; Hungría, Viktor Orbán; y Marruecos, Saadedine Othmani; así como los presidentes de Portugal, Marcelo Rebelo de Souza; y Cabo Verde, Jorge Carlos Fonseca.
Estados Unidos, país al que Bolsonaro anunció que dará especial prioridad, estuvo representado por el secretario de Estado, Mike Pompeo, en tanto que por China asistió el vicepresidente del Comité Permanente de la Asamblea Popular, Ji Bingxuan.
La representación de España, país que le sigue a las dos grandes potencias globales entre los inversores extranjeros en Brasil, estuvo a cargo de la presidenta del Congreso, Ana Pastor, y del viceministro de Cooperación Internacional y para Iberoamérica, Juan Pablo de la Iglesia.