El presidente estadounidense, Joe Biden, rindió homenaje este viernes a los ucranianos desde una ciudad fronteriza en Polonia, mientras lamentaba que la situación de seguridad no le dejara cruzar a Ucrania para evaluar por sí mismo el impacto de la guerra.
Después de días de especulaciones sobre si Biden visitaría la frontera con Ucrania y si llegaría a atravesarla, el mandatario se desplazó a la ciudad polaca de Rzeszów, a unos 100 kilómetros de la zona limítrofe, y confirmó que no iba a acercarse más.
«Estoy aquí en Polonia para ver la situación humanitaria y, francamente, parte de mi decepción viene de que no puedo verla de primera mano como he hecho en otros lugares», afirmó Biden durante una reunión junto al presidente polaco, Andrzej Duda.
«No me dejan -y supongo que es comprensible- cruzar la frontera y echar un vistazo a lo que está ocurriendo en Ucrania», añadió.
Poco después, el presidente despegó rumbo a Varsovia, donde este sábado se reunirá con refugiados ucranianos y dará un discurso para cerrar su gira europea.
Quedó claro, así, que Biden no repetirá durante su visita a Polonia una imagen tan simbólica como la que protagonizó hace veinte días el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, al cruzar brevemente la frontera polaca con Ucrania para ver a su homólogo ucraniano, Dmytro Kuleba.
«TIANANMÉN AL CUADRADO»
Lo que sí hizo Biden fue reunirse con militares estadounidenses y expertos en la crisis humanitaria, además de deshacerse en halagos a los ucranianos que resisten a la ofensiva rusa con «valentía, pasión y resiliencia».
«Cuando ves a una mujer de 30 años de pie ante un tanque con un rifle… Recuerden lo que pasó en la plaza de Tiananmén. Esto es la plaza de Tiananmén al cuadrado», afirmó Biden, en alusión al famoso «hombre del tanque» que arriesgó su vida durante esa matanza en la capital china en 1989.
Biden aseguró que «parece algo de ciencia ficción» ver el estado de ciudades como Mariúpol, el principal bastión ucraniano en el mar de Azov, que está bajo asedio ruso.
Y reconoció los problemas que ha generado la guerra en la vecina Polonia, el país que más refugiados ucranianos ha recibido, con al menos 2,17 millones de los 3,67 millones que según la ONU han abandonado Ucrania.
La «rapidez y escala» con la que se está produciendo esa huida es impresionante, recordó la directora de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (Usaid, en inglés), Samantha Power, durante un encuentro con Biden y Duda.
«Tuvieron que pasar más de cuatro años para que huyeran cuatro millones de refugiados de la guerra en Siria. Ucrania podría llegar a ese número en cuatro días, poco más de un mes después de que comenzara la guerra», subrayó Power.
Sentado al lado de Biden, el presidente polaco describió la situación como «extremadamente difícil» y dijo que es algo que su país «nunca había experimentado en su historia», pero a lo que se está adaptando.
«No les llamamos refugiados, son nuestros invitados, nuestros hermanos, nuestros vecinos de Ucrania», afirmó Duda.
Biden tiene previsto reunirse en persona con algunos de esos refugiados el sábado en la capital polaca, cuya población ha crecido casi el 20 % en cuestión de semanas debido a la llegada de más de 300.000 refugiados de Ucrania, según las autoridades locales.
PIZZA CON LAS TROPAS
Pese a la gravedad de la crisis humanitaria, el mandatario quiso levantar la moral de algunos de los 10.500 soldados que Estados Unidos mantiene desplegados en Polonia para asegurar el flanco este de la OTAN.
«Ustedes son la mejor fuerza de combate de la historia del mundo», dijo Biden a los militares poco después de aterrizar en Rzeszów desde Bruselas, donde el jueves participó en una retahíla de cumbres sobre Ucrania.
El mandatario mantuvo un tono ligero durante su visita a los miembros de la 82 División Aerotransportada de las Fuerzas Armadas de EE.UU. desplegados en Polonia.
A algunos les visitó mientras se cortaban el pelo y bromeó con que a él no le queda mucho cabello, mientras que con otros compartió unos trozos de pizza con pepperoni y jalapeño, cuyo picor hizo que se le saltaran las lágrimas.
Las circunstancias eran muy distintas que en las visitas presidenciales de hace unos años a Afganistán o Irak, porque los militares estadounidenses en Polonia no tienen ningún plan de desplegarse en misiones de combate en Ucrania.
Cuando Biden aterrizó por la noche en Varsovia, cientos de personas llenaron las calles de la capital para ver cómo el presidente se trasladaba a su hotel, expectantes por una visita que, en palabras del presidente polaco, busca enviar una «señal de la unidad de la OTAN».