La alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, urgió hoy a los países de Latinoamérica a «abrir las fronteras a sus propios ciudadanos que se encuentran varados en el extranjero», tras varios casos de migrantes bloqueados o incluso discriminados en zonas fronterizas.
«En virtud del derecho internacional, toda persona tiene derecho a regresar a su país de origen, incluso durante una pandemia», afirmó la alta comisionada en un comunicado, en el que pidió a los gobiernos de la región que hagan todo lo posible por garantizar el regreso seguro, digno y voluntario de sus ciudadanos.
Si los gobiernos no permiten el regreso de migrantes, «les colocan en situaciones de extrema vulnerabilidad, en particular durante la actual pandemia del COVID-19», subrayó la expresidenta chilena, quien en el comunicado citó el ejemplo de cientos de migrantes bolivianos varados en la frontera entre su país y Chile.
Bolivia cerró sus fronteras el 26 de marzo como medida para frenar la pandemia de COVID-19, y como consecuencia unos 1.300 bolivianos que trataban de regresar al país quedaron varados en el lado chileno de la frontera, soportando frías temperaturas a la intemperie y con escaso acceso a comida y agua.
Esta semana, buena parte de los migrantes bolivianos fueron transportados a la ciudad chilena de Iquique, y se les prometió que a finales de esta semana la mitad de ellos serán llevados a Pisiga, un campamento instalado en el lado boliviano de la frontera y con apoyo de Naciones Unidas.
Se espera que el resto de los migrantes sean trasladados directamente de Iquique a sus hogares en Bolivia, al concluir la cuarentena obligatoria de 14 días exigida por las autoridades bolivianas, destacó el comunicado.
Similares situaciones se han dado en otras fronteras de la región latinoamericana, y algunos de los migrantes han sufrido en su intento de regresar a sus países hostilidad, discriminación y violencia, denunció la Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos dirigida por Bachelet.
«Me aflige ver que la pandemia de la COVID-19 está causando estigmatización y discriminación, tanto entre estados como dentro de ellos, en muchas regiones del mundo», afirmó la alta comisionada.
«Las personas que han contraído la enfermedad necesitan que les presten atención médica, no que las conviertan en víctimas del odio y el rechazo, y todos los países, tanto los de origen como los de destino, tienen la obligación de respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de los migrantes», subrayó.