El hombre de 25 años que asesinó a cuatro niños e hirió a cinco el pasado 5 de abril en una guardería de Blumenau, en el sur de Brasil, actuó solo y aparentemente bajo el efecto de drogas, dijeron este lunes los investigadores.
El agresor, identificado como Luiz Henrique de Lima, será acusado de cuatro cargos de asesinato y cinco de intento de homicidio, según dijeron los responsables de la investigación en una rueda de prensa en Florianópolis, la capital del estado de Santa Catarina.
El hombre invadió la guardería y colegio infantil Cantinho Bom Pastor, en Blumenau, atacó con un hacha a nueve niños, de entre tres y siete años de edad, y después del crimen se entregó en una comisaría.
Los policías atribuyeron la conducta del agresor al uso constante de cocaína, una adicción que le causó «tendencias esquizofrénicas», según palabras del comisario Ronnie Esteves, responsable de la investigación.
Los exámenes toxicológicos muestran la presencia de cocaína y alcohol en la sangre del agresor, pero no se sabe si se drogó el mismo día del ataque o en la víspera.
Una semana después del arresto, el asesino se siguió mostrando «frío y dijo que no se arrepentía, que lo haría de nuevo», según el comisario.
En su declaración a la Policía, explicó que quería mostrar su «valentía», pero optó por atacar a niños porque es más fácil, porque «corren despacio», según declaró a las autoridades.
Dos semanas antes del ataque, le dijo a un amigo que iba a hacer «algo grande», sin explicar cuáles eran sus planes.
El asesino tenía antecedentes penales, por haber atacado a su padrastro con un cuchillo hace dos años, tras lo cual fue internado una temporada en una clínica de rehabilitación.
El crimen de la guardería causó una gran conmoción en Brasil y llevó al Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva a crear un grupo de trabajo dedicado a la prevención de ataques a las escuelas, que se han repetido en los últimos meses.
En el marco de esas nuevas medidas de prevención a la violencia, la semana pasada el Gobierno brasileño ordenó a las empresas de redes sociales que sean más estrictas en la supervisión de las posibles amenazas y contenidos potencialmente violentos.
De forma paralela, el Gobierno determinó el refuerzo de la seguridad en torno a las escuelas y ordenó investigar la actuación de grupos neonazis, que han tenido relación con alguno de los ataques ocurridos en los últimos meses.