Cincuenta y dos inmigrantes murieron deshidratados o ahogados en el océano Atlántico cuando se desplazaban en una lancha neumática a 250 kilómetros de la isla española de Gran Canaria, según el testimonio de una mujer, única superviviente del naufragio.
La lancha fue localizada ayer por los servicios de rescate españoles con una mujer, de unos 30 años, todavía con vida, y dos cadáveres, los de un hombre y una mujer de unos 20 años.
Durante el vuelo en el que fue traslada a tierra, la superviviente, que se encontraba muy débil con una fuerte deshidratación, indicó que en la lancha viajaban unas 40 personas. Sin embargo, poco después, y con la ayuda de un intérprete, precisó que salieron de Marruecos 53 inmigrantes y que llevaban una semana en el mar.
Esos datos y el tipo de embarcación coinciden con las informaciones que las autoridades españolas tenían sobre una lancha que había salido hacia la isla canaria de Fuerteventura el 12 de agosto desde El Aaiún (Sahara Occidental), con 53 personas a bordo, de las que no se tenían noticias hasta el momento, informaron este viernes fuentes oficiales.
Si se confirma que se trata de esa misma lancha, en el naufragio habrían muerto 35 hombres, 16 mujeres y un menor, de acuerdo con las cifras que maneja la ONG Caminando Sin Fronteras.
Sobre los restos de la embarcación, además de la mujer con vida, que fue hospitalizada y evoluciona bien, los equipos de rescate recuperaron los cadáveres de un hombre y una mujer, pero no se encontró ningún otro cuerpo.
Hasta el 15 de agosto, 8.222 inmigrantes llegaron al archipiélago de Canarias en 218 embarcaciones precarias -conocidas como pateras o cayucos – o fueron rescatados en las aguas de su entorno, un 144 por ciento más que el año pasado en estas mismas fechas.
En los últimos meses, las ONG y servicios de emergencia que trabajan en la ruta migratoria del Mediterráneo han apreciado un aumento de las salidas de lanchas neumáticas desde la franja de costa comprendida entre Tarfaya (Marruecos) y El Aaiún (Sahara Occidental).
En ese punto se encuentra el cruce más corto hasta Canarias (100 kilómetros a Fuerteventura desde Tarfaya, 125 desde El Aaiún), pero el tipo de embarcaciones que utilizan allí los inmigrantes hace muy peligrosa la travesía, ya que se trata de lanchas que no están preparadas para océano abierto y que, además, suelen ir sobrecargadas, con medio centenar de personas o más.