La calma vivida en Nicaragua en medio de la crisis sociopolítica que atraviesa el país fue rota hoy en la madrugada, durante un enfrentamiento entre estudiantes universitarios y grupos afines al Gobierno, que dejó al menos 6 heridos, uno de gravedad.
La trifulca ocurrió en los primeros minutos de este jueves en la Universidad Politécnica de Nicaragua (Upoli), al este de Managua, cuando miembros de la oficialista Juventud Sandinista, apoyados por la Policía Nacional, atacaron a un grupo de universitarios atrincherados en el campus, según denunció el Movimiento Estudiantil 19 de Abril.
El objetivo de los atacantes era expulsar a los estudiantes, que permanecen en la sede de la Upoli desde mediados de abril, en protesta por la represión y amenazas del Gobierno de Daniel Ortega, que según las organizaciones defensoras de los derechos humanos ha causado la muerte de al menos 42 personas, la mayoría jóvenes universitarios, más cientos de heridos, arrestados y desaparecidos, especialmente entre el 18 y el 22 de abril pasado.
Tanto universitarios como las organizaciones humanitarias acusan a Ortega de utilizar fuerzas de choque, conocidas como «turbas», lideradas por la Juventud Sandinista y apoyada por la Policía Nacional, para reprimir las manifestaciones en su contra, que han proliferado desde el miércoles 18 de abril.
Las protestas contra la administración de Ortega son masivas, se mantienen desde hace 16 días en todo el país, y surgen de manera espontánea, sin ningún liderazgo, por lo que a los manifestantes se les llama «autoconvocados».
A pesar de que las represiones de Ortega habían disminuido desde el 26 de abril, lo que dio paso a manifestaciones pacíficas que habían estado prohibidas en los últimos 11 años.
Ahora los nicaragüenses exigen la renuncia de Ortega y de su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, los acusan de presidir un Gobierno corrupto, represor, indolente, y violador de los derechos humanos y de la Constitución Política local.
La población también señala al mandatario por supuestos fraudes electorales, las continuas alzas de los combustibles, el actuar impune de la Policía, las muertes sin explicación de campesinos que se oponían al Gobierno, el discurso oficial de «paz y reconciliación» que supuestamente no refleja la realidad del país, entre otros.
Nicaragua está a la espera de un diálogo nacional entre el Gobierno y el sector privado, con la mediación de la iglesia Católica, sin embargo, en las calles la población reclama el cese de Ortega como presidente