El joven blanco Dylann Roff reconoció ante la Policía el viernes ser el autor de la masacre de nueve personas en una de las iglesias más emblemáticas de la comunidad negra en Charleston, Carolina del Sur (sureste de EEUU).
La policía de Charleston anunció en Twitter que Roof fue acusado formalmente por el asesinato de nueve personas y comparecerá en una audiencia a las 2:00 pm (1800 GMT). Ha sido acusado de los asesinatos, así como de posesión de un arma de fuego durante un crimen violento.
Un oficial de policía dijo a la cadena CNN que el joven de 21 años declaró a los investigadores que quería «emprender una guerra racial», cuando entró en la Emanuel African Methodist Episcopal Church en Charleston en la noche del miércoles y abrió fuego en una reunión de estudio de la biblia.
Todas las víctimas eran afro-estadounidenses.
La policía detuvo a Dylann Roof, de 21 años, durante un control de rutas en la vecina Carolina del Norte, informó a la prensa el jefe de la policía de Charleston, Gregory Mullen.
Imágenes de la televisión mostraron al sospechoso abordando una avioneta con sus manos esposadas y vistiendo el uniforme de prisión a rayas blancas y negras, cuando era trasladado a la prisión de Charleston.
El ataque fue cometido el miércoles en la iglesia Emanuel African Methodist Episcopal Church de Charleston (Carolina del Sur), donde el joven se introdujo en una reunión de estudio de la biblia y disparó luego contra los congregados.
«Pienso que se trata de un crimen de odio», afirmó Mullen.
La gobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, dijo el viernes que Roof debía ser condenado a muerte si era declarado culpable. La penal capital es legal en el estado.
«Es un crimen absolutamente racista», declaró a la cadena NBC.
«Queremos incondicionalmente la pena capital. Es el peor crimen racista que he visto y que el país ha visto en mucho tiempo», agregó.
En una foto en su perfil en Facebook, Dylann Roof aparece con una chaqueta negra en la que se puede ver la bandera sudafricana del tiempo del apartheid y otra del exrégimen segregacionista de Rodesia, hoy Zimbabue.
Sylvia Johnson, pariente de una de las víctimas, dijo a CNN que una sobreviviente le contó que el atacante había hecho un alegato racista durante el ataque.
Una de las víctimas intentó razonar con él durante el ataque para evitar más muertes, pero «él dijo ‘no, ustedes han violado a nuestras mujeres y están tomando el país. Debo hacer lo que hay que hacer'», relató.
El horror generado por el caso y el simbolismo del lugar donde ocurrió marcaron el tono de la intervención de Obama, quien visiblemente frustrado expresó su «tristeza» y «cólera» ante lo que denunció como «muertes sin sentido», al tiempo que llamó nuevamente a una mayor regulación en la venta de armas de fuego en Estados Unidos.
Tras reabrirse el cordón de seguridad policial que había cercado los alrededores del templo, residentes de Charleston se acercaban a la entrada a dejar flores y globos brillantes.
«No te voy a matar»
Según las autoridades, el tiroteo tuvo lugar a las 01H00 GMT del jueves. El sospechoso ingresó a una reunión de estudio de la Biblia y permaneció sentado cerca de una hora antes de empezar a disparar contra las víctimas -tres hombres y seis mujeres-, relató Mullen.
El agente especial del FBI, John Strong, dijo que se investiga si el sospechoso incurrió en un crimen de odio, un delito federal.
La dirigente local del movimiento de defensa de los negros NAACP, Dot Scott, señaló a CNN que «una víctima salvó su vida porque el atacante le dijo ‘no te voy a matar (…) porque quiero que puedas contar lo que pasó'».
Los reportes de medios identificaron a las víctimas, de entre 26 y 87 años, incluido el pastor de la iglesia, Clementa Pinckney (41).
Pinckney «era amado por todos. Jamás escuché una palabra crítica contra él. Era un pacificador (…) una voz influyente» y «moderada, no solamente para la iglesia, sino también para el estado», declaró su primo Kent Williams a CNN.
Tensiones raciales
Esta tragedia supone un nuevo golpe para la comunidad negra del país, que en los últimos meses ha sido blanco de crímenes aparentemente racistas, en particular por casos de hombres negros desarmados fallecidos a manos de policías blancos.
En Nueva York, se congregó una manifestación en honor a los nueve muertos de Charleston y para reclamar el fin de la matanza de negros en Estados Unidos.
«Las vidas de los negros importan», «Que acaben las muertes de los negros», decían algunos de los carteles entre los cerca de 60 manifestantes reunidos en la Union Square de Manhattan.
«El hecho de que esto (el crimen) tenga lugar en una iglesia negra genera evidentemente interrogantes sobre una página sombría de nuestra historia», reflexionó por su lado Obama.