A 75 años del pogrom nazi de la «Noche de los Cristales Rotos», los judíos, muchos de ellos inmigrantes rusos, son casi 15 veces más numerosos en Alemania que al terminar la Segunda Guerra Mundial.
Actualmente se estima que hay unos 200.000 judíos en Alemania. Se trata de la tercera mayor comunidad de Europa (Rusia no incluida), detrás de las de Francia y el Reino Unido.
«Después de la guerra, los pocos judíos que vivían en Alemania, en un país que aún estaba lleno de nazis, detestaban a los alemanes. Ese odio se lo transmitieron a sus hijos», estima David Ranan, un descendiente de alemanes nacido en Israel, quien escribió un libro sobre los jóvenes judíos que viven actualmente en Alemania, que saldrá publicado a fines de este mes.
El fundador del periódico en lenguas inglesa y alemana Jewish Voice From Germany (La Voz Judía de Alemania), Rafael Seligmann, también describió esta situación, en declaraciones a la AFP: «Cuando llegué a Alemania de Israel en 1957, siendo niño, fue para mí algo dramático».
Para Ranan, «hace sólo 35 años, los judíos que vivían en Alemania consideraban que su patria era Israel».
En cambio, la tercera generación tras los campos de concentración ha crecido sin odio, agrega Ranan, quien entrevistó a unos 50 jóvenes alemanes judíos. «Se sienten distintos, pero no extranjeros», explica.
Según Seligmann, hoy en día Alemania es un buen lugar para vivir para los judíos. El fundador de Jewish Voice From Germany fustiga al libro «Allein unter Deutschen» («Solo entre alemanes») de Tuvia Tenenbom, director del Teatro Judío de Nueva York, quien afirma que Alemania sigue siendo un país antisemita. «Es un idiota que quiere hacer hablar de él», fustiga Seligmann.
En 1933 vivían en la Alemania de entonces (con fronteras distintas a las de hoy) unos 560.000 miembros de comunidades judías y en 1950 sólo quedaban 15.000.
Antes de la caída del Muro de Berlín, en 1989, Alemania contaba con unos 30.000 judíos y la comunidad corría el riesgo de desaparecer.
Tras caer el Muro, Alemania abrió sus puertas a decenas de miles de judíos de la ex Unión Soviética, otorgándoles la nacionalidad alemana. A comienzos de los años 1990 hubo más judíos que emigraron a Alemania que a Israel.
Acoger a los judíos rusos «también fue un modo que tuvo el gobierno alemán de demostrar que por fin el país se había vuelto respetable», recalca Ranan.
Desde entonces, se han abierto o reabierto numerosas sinagogas, como lo demuestra la restauración en 2007 de la de la Rykerstrasse, en el centro de Berlín, la mayor del país.
En la Noche de los Cristales Rotos, el 9 de noviembre de 1938, alrededor de 300 sinagogas y decenas de miles de comercios y de casas de judíos fueron dañados o destruidos. Unos 90 judíos murieron en el pogrom y 30.000 fueron detenidos e internados en campos de concentración.
La jefa del gobierno alemán, Angela Merkel, quien se congratula del renacimiento de la comunidad judía en Alemania, había pedido el sábado a sus conciudadanos que no toleren ninguna forma de antisemitismo, a pocos días del 75 aniversario de ese pogrom ocurrido en la Alemania nazi y Austria.