La ganadora de Miss Universo 2015, Paulina Vega, titubeó cuando el skate profesional Rob Dyrdek le preguntó: “¿Qué deberían aprender las mujeres de los hombres?”. Ella respondió lo siguiente: “Es una pregunta muy difícil… Pienso que todavía existen hombres que creen en la igualdad, y eso es lo que pienso que las mujeres deben aprender de los hombres”.
La representante de Colombia, Paulina Vega, se convirtió este domingo en la segunda mujer de su país en ser elegida Miss Universo, en la 63ª edición del certamen realizado en la ciudad estadounidense de Doral.
Vega, modelo y estudiante de negocios, compitió contra otras 87 mujeres de todo el mundo y recibió, con lágrimas en los ojos, la corona de manos de la ganadora del concurso del año anterior, la venezolana Gabriela Isler.
La primera victoria para el país sudamericano en este certamen había sido conseguida por Luz Marina Zuluaga en 1956.
Vega se impuso a Miss Estados Unidos, Nia Sanchez, la primera finalista. Las otras tres mujeres que completaron el cuadro de honor de cinco finalistas fueron Miss Jamaica, Miss Ucrania y Miss Holanda, en el evento realizado en la Florida International University (FIU) en Doral, Florida (sureste de EEUU).
La ganadora mostró el orgullo por su país durante la ronda de preguntas, cuando afirmó que Colombia “ha sido un ejemplo a seguir para el resto” del mundo.
“Somos gente perseverante. A pesar de cualquier obstáculo, seguimos luchando por lo que queremos lograr. Después de muchos años de dificultad estamos logrando liderar diferentes escenarios a nivel mundial”, dijo Vega en su entrevista.
Según el diario El Espectador, quizás una de las grandes impulsoras en la carrera de Vega fue su abuela, Elvira Castillo, quien alimentó las ilusiones de la nueva Miss Universo con sus propias historias de cuando ella fue la representante de Atlántico en la edición de 1953 del Concurso Nacional de la Belleza.
En su momento, Castillo sólo alcanzó la posición de tercera princesa, pero las historias del concurso fueron una presencia constante durante la infancia de Vega, lo suficiente como para hacerla desear representar a su departamento, Atlántico, ser Señorita Colombia y, desde ahí, el resto.