Veintiocho años y varios procesos judiciales han transcurrido desde que la bailarina portuguesa María Edite Santos Raposo presentara una demanda contra el cantante Julio Iglesias para que se reconociera que es el padre de su hijo, Javier Sánchez Santos, de 43 años, como así ha sentenciado ahora un juzgado valenciano.
Fue en 1991 cuando María Edite Santos presentó una primera demanda contra Julio Iglesias, al que conoció, según aseguraba, en 1975, cuando actuaba en una sala de fiestas de San Feliu de Guixols (Girona) y con el que mantuvo relaciones íntimas, fruto de las cuales habría nacido en 1976 su hijo Javier.
En 1992, el titular del juzgado número 13 de Valencia declaró la paternidad de Julio Iglesias basándose en las pruebas testificales presentadas por María Edite, al interpretar como una «actitud de rechazo injustificada que obedece a móviles obstruccionistas» la negativa del cantante a practicarse la prueba biológica de paternidad.
No obstante, en 1994, la Audiencia de Valencia revocó en su totalidad la sentencia y María Edite Santos recurrió al Tribunal Supremo, que hace justo veinte años, en julio 1999, confirmó que Julio Iglesias no era el padre del valenciano Javier Sánchez Santos, en contra de lo sostenido por su madre.
Cinco años después fue el hijo de María Edite Santos, Javier Sánchez Santos, quien por entonces ya era mayor de edad, el que intentó que se retomara la causa con la presentación de una segunda demanda en un juzgado de Marbella, que no prosperó.
Pese a todo, en septiembre de 2017 Javier Sánchez Santos interpuso una tercera demanda de paternidad contra el cantante, esta vez ante el Juzgado de Primera Instancia número 13 de Valencia, después de que el despacho de abogados sevillano Bufete Osuna, que asistió en una demanda similar al torero Manuel Díaz, consiguiera una prueba de ADN.
Dicha prueba, recabada en Miami (Estados Unidos) por un detective privado, arrojaba según Javier Sánchez Santos un resultado del 99,99 %, el máximo posible, sobre la paternidad de Julio Iglesias, y fue la que llevó al supuesto hijo del cantante a intentar iniciar un nuevo proceso judicial.
La nueva demanda fue admitida en diciembre de 2017 por el juzgado valenciano, aunque finalmente el juicio, después de un aplazamiento y de una suspensión para estudiar las cuestiones previas, no se celebró hasta el 4 de julio de 2019.
Finalmente, el titular del Juzgado de Primera Instancia número 13 de Valencia ha sentenciado este miércoles, veinte años después de que el Tribunal Supremo dictaminara lo contrario, que el artista es el padre de Javier Sánchez Santos.
Pese a las casi tres décadas transcurridas desde el inicio de las acciones judiciales, la sentencia conocida ahora no pone fin al proceso judicial, pues no es firme y puede ser recurrida, como de hecho ya han anunciado que harán tanto el abogado del cantante como la Fiscalía.
Los recursos que previsiblemente se presentarán ante la Audiencia de Valencia podría alargar, tras pasar por el Tribunal Supremo, el Constitucional y el Europeo de Derechos Humanos, tres o cuatro años más el final a unos procesos judiciales que dieron sus primeros pasos en 1991.