Muchos lo conocen porque venció al cáncer, pero solo pocos saben la historia del periodista que está tras ese rostro, Santiago Leiva anduvo con la guerrilla, cubrió importantes historias y logró consolidar una fructífera carrera en el medio. Ahora trasciende a una faceta de escritor y presenta su primer libro: “A medio rostro”, una válvula de escape a sus tratamientos, pero el aliciente más efectivo para cualquier persona que pasa por una dificultad.
Con este escrito, Chago, como lo conocen sus seres queridos, quiere transmitir esperanza y motivación y lo hace con la historia de su vida.
Su formación se pudo reducir, solamente al bachillerato, su vida estuvo muy marcada por la pobreza, pero con una enseñanza de superación donde muestra que querer es poder.
Chago logró llegar a la universidad y estudiar el técnico en periodismo. Él no se explica en qué momento llegó a inscribirse, su hermano le brindó la ayuda para que continuara sus estudios, pero con una condición: que estudiara algo que les ayudara a ambos, como ingeniería civil, porque él era albañil.
En la mente de Chago, mientras tanto, circulaba el deseo de la radio y poder locutar. Un sueño que lo consolidó (a medias) en la venta de casetes de uno de sus amigos.
“En tercer ciclo me gané una beca y tuve la suerte de compartir con varios profesores que fueron periodistas y uno de ellos fue el director del Colatino. Entonces recuerdo que en la clase de Reporteo, nos mandaba todos los domingos a la homilía y luego nos pasaba a la pizarra. Yo tenía suerte, siempre me pasaba a mí. Él revisaba los textos y los despedazaba y corregía para mejorar. Estando ahí me ofreció ir a colaborar al Colatino, en 1996”, expresó.
Ahí conoció al que después sería su jefe, Francisco Valencia, de Diario Colatino, donde se forjó como periodista e inmediatamente como coordinador de redacción. El área de judicial y policial fue su fuerte por mucho tiempo, estuvo presente en importantes casos como el secuestro de Andrés Súster, el caso Villeda Kattán, donde murieron unos policías del Grupo de Reacción Policial; además cubrió la catástrofe del Mitch, entre muchos casos emblemáticos.
“El que más me marco fue el Mitch, como estaba cubriendo a la Policía, ellos mismos me llevaron a oriente donde se cayó el puente, también fui a Chilanguera y esa misma semana me fui tres días a donde fue el deslave». Sus notas las escribía a mano y las enviaba vía fax, a falta de internet.
No todo fue fácil, inició como muchos, con más dudas que respuestas. Cubrió la huelga médica, los amotinamientos en penales y las recordadas marchas blancas que casi siempre terminaban en enfrentamientos con la Unidad del Mantenimiento y del Orden (UMO).
“Yo nunca había tocado una computadora y ese día (el primer día de trabajo) nos dijeron a Iván (Escobar) y a mí que trabajáramos en una computadora y se apagó. Nosotros como no encontrábamos la forma de encenderla, porque ya había una nota abierta, ahí estaba Walter Raudales como coordinador. Creo que los primeros días son difíciles, me costó bastante”, expresó Leiva.
Luego este medio lo catapultó a un periódico deportivo que seleccionó a los mejores reporteros de esta sección y los fusionó en un proyecto que vio crecer a Leiva aún más como profesional. Ahí fue el enviado especial para cubrir los juegos Codicader, y posteriormente, vio coronarse a la selección de fútbol playa en Marsella, Rávena, y también en Dubái. Fue el periodista que mostró las victorias de la Selección de Playa.
Luego le llegó una de las más tristes noticias, pero la invasión de un cáncer no fue suficiente y el poder de la palabra hizo lo suyo.
Santiago siguió escribiendo y ahora presenta “A medio rostro”, un libro de 23 capítulos que recoge, en una lectura sencilla, la historia de su vida, de cómo estuvo al lado de la guerrilla, su propósito de superación, su carrera en los medios de comunicación, sus experiencias y la asignación de importantes coberturas, pero sobretodo la manera en que se levantó de las caídas a lo largo de sus más de 40 años.
Leiva fue capaz de unir al gremio periodístico y a la Selección de Fútbol Playa en una cancha, de realizar colectas en todo el país, entre otros grandes logros.
Cada página de este escrito fue redactada siempre que salía de una intervención de su rostro. El autor solicitaba a las enfermeras papel hospitalario y un lapicero para poder redactar sus historias, esto como una terapia de escape del ruido de máquinas y todo el ambiente hospitalario.
La presentación se realizará este viernes 23 de enero en el Museo Nacional de Antropología “David J. Guzmán”, a las 6 de la tarde.Ese mismo día los interesados pueden adquirir el libro en la actividad o a través de su Facebook.
Otro de los planes de Leiva es poder promoverlo en la unidad de Oncología del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS), para presentarle a los pacientes su historia de lucha y motivarlos a seguir adelante.
El libro recoge siete testimoniales, entre amigos, periodistas, la esposa de Santiago, el psiquiatra que lo atendió y el médico que lo intervino. La portada, mientras tanto, es obra del caricaturista Otto Meza y Juan Arrieta en la contraportada.
El escrito es de una lectura sencilla, pero de mucha motivación a través de una envidiable pluma que por años dedicó su vida completa a los deportes.
El libro:
Compartimos fotografías de la carrera de Santiago Leiva: