Una de las más importantes colecciones privadas de relojes Swatch en el mundo, reunidos por un apasionado durante 25 años, será subastada el martes en Hong Kong y la venta podría superar 1,2 millones de euros.
Swatch contribuyó a dar un nuevo impulso a la industria a principios de los ochenta con sus relojes de plástico multicolores y abordables que se convirtieron en un fenómenos cultural.
Esta impresionante colección, que subastará Sotheby’s, está compuesta por más de 5.800 relojes, incluyendo ediciones limitadas firmadas por artistas como Kiki Picasso y Keith Haring.
Este «superlote» pertenece a Paul Dunkel, un luxemburgués de 68 años que siguió con suma atención los modelos creados por Swatch durante los primeros 25 años de la marca y consiguió agenciarse buen número de relojes.
Ahora, este agente de seguros jubilado ha decidido separarse de la colección. No sin pena.
«Yo ya no puedo seguir más, representa demasiado trabajo. Que tomen el relevo los jóvenes», explicó a la AFP. «La colección estaba en un cofre, nadie podía verla, entonces, ¿para qué?».
Dunkel espera que el comprador decida exponer al público los relojes.
A principios de los ochenta, Paul Dunkel coleccionaba arte abstracto y empezó a interesarse por Swatch cuando vio que algunos de sus artistas favoritos creaban para la marca suiza. «Empecé con algunos relojes, y luego se transformó en una pasión», cuenta. Ha recorrido el mundo para conseguir ciertos modelos, por algunos ha llegado a pagar miles de euros.
Su pieza favorita es un reloj muy sencillo de 1994 cubierto de ovejas blancas, con una oveja negra disimulada en el brazalete. Tiene una corbata a juego.
Está encantado con la atención que despierta su colección, expuesta al público desde hace dos meses para preparar la subasta.
La directora del departamento de relojes de Sotheby’s, Sharon Chan, explicó que Swatch tiene admiradores entre los «coleccionistas serios de relojes de lujo». «Cada reloj de esta colección se corresponde con un capítulo del arte contemporáneo», añadió.
Hong Kong no es ajena a las subastas exitosas de estos relojes de plástico. En 2011, una amplia colección fue adquirida por seis millones de euros, abonados por un chino anónimo.