Los diseñadores milaneses, comprometidos con la reactivación económica, propusieron en el primer día de desfiles para la próxima temporada pret-a-porter del verano 2014 colecciones dominadas por el lujo extremo.
No se trata de ostentación, sino de búsqueda de calidad, de vestir a una mujer sofisticada, que ama los materiales preciosos, que es atenta a los detalles y suele usar tejidos únicos.
La belleza inspiró a la pareja canadiense Dean y Dan Caten, de Dsquared2, que abandonó su conocido estilo rock y prefirió lanzar una «lady elegante», con gafas oscuras y sombreros años 50, zapatos de tacón alto que se hunden naturalmente en la arena dorada.
Los pantaloncitos cortos de talle alto son de piel de cocodrilo, mientras que los bañadores son de dos piezas, cebrados o con manchas de leopardo. Otros parecen tomados de las fotos de los abuelos, de una sola pieza, algo abombados, al estilo de Esther Williams y Marilyn Monroe, para realzar una silueta del pasado.
Mientras los bordados negros decoran trajes cortos, magníficas perlas iluminan las chaquetas, algunas como de torero.
La diseñadora de Gucci, Frida Giannini, abrió su colección de primavera-verano 2014 mezclando estampados art-decó y vestidos de lúrex en tonos ciruela, oro, esmeralda, pavo real y bronce que han iluminado la pasarela.
«He tomado los imprescindibles de la indumentaria deportiva como punto de partida y he dado un giro femenino a la ropa técnica, elaborándola con los códigos de Gucci», reconoció la estilista.
La mujer Gucci se presenta algo despeinada, con un maquillaje natural y juega con refinadas sedas, telas de malla, remaches de cuero y vestidos de talle bajo con profundos escotes.
Delicada, alegre, llena de arandeles y lazos es la propuesta de Alberta Ferretti para el próximo verano.
Las virginales modelos rubias de trenzas largas visten vestidos impecables de algodón blanco, con pequeños bordados y cintas de varios colores: naranja, fucsia, azul, rosado.
La casa italiana parece inspirarse en la pintora mexicana Frida Kahlo para su nueva colección por los colores brillantes, frescos y las zapatillas planas, con lazos entrecruzados, casi de campesina.
Las flores reinan en algunas prendas livianas, algunas cortas adelante y largas detrás.
La tradición del bordado ha sido valorizada en trajes negros de macramé con incontables guirnaldas de flores que recorren el cuerpo como una planta hasta llegar al hombro desnudo.
Las faldas de seda negra con rayas anchas completan una colección que podría definirse como romántica y fresca