Su nombres es Adán Cortés, un joven mexicano que saltó a la fama tras interrumpir la ceremonia de los Premio Nobel de la Paz con una bandera de su país, fue deportado ayer de Noruega, y horas más tarde arribó en el aeropuerto del Distrito Federal donde fue recibido por un centenar de personas y medios de comunicación, en medio de gritos de “¡No estás solo!” y “¡Todos somos Ayotzinapa!”.
Amigos de Adán se presentaron con mantas con las leyendas «Bienvenido Adán, te amamos» y «No hay peor crimen que el silencio, no seas cómplice».
En sus primeras declaraciones a la prensa mexicana, el joven reiteró que en ningún momento fue «protagonismo» su comportamiento durante la entrega del Nobel. «No se trató de ganar fama», expuso ante representantes de más de medio centenar de medios de comunicación, a quienes agradeció su apoyo.
Agregó que su protesta tuvo como propósito manifestar su opinión sobre la situación en México, «y en particular sobre los 43 estudiantes» desaparecidos en Iguala, Guerrero, en septiembre pasado a manos de policías y miembros del crimen organizado.