Los abogados de la princesa aseguraron que la empleada «mintió», probablemente para obtener una visa que le diera la ciudadanía a la que tienen derecho las víctimas de trata.
La princesa Meshael Alayban, de 42 años, una de las seis esposas del príncipe Abdulrahman bin Nasser bin Abdulaziz al Saudd, nieto del rey Abdalá de Arabia Saudita, debía declarar ante un tribunal sobre los cargos presentados en su contra cuando fue detenida el 10 de julio.
Supuestamente, la empleada keniata -que no ha sido identificada- era forzada a trabajar excesivamente por una fracción del salario ofrecido en su contrato. La mujer huyó en julio y acudió a la policía, asegurando que su patrona le había confiscado el pasaporte.
El fiscal del condado de Orange, Tony Rackaukas, anunció inesperadamente el retiro de los cargos contra la princesa debido a la falta de pruebas, aunque había dicho antes que se trataba de «un caso ejemplar de trabajo forzado».
«Las acusaciones eran fuertes y teníamos razones para creer que eran ciertas», dijo Rackauckas a periodistas tras la audiencia del viernes, en la que se retiraron los cargos de tráfico de personas que podrían haber costado a Alayban 12 años a prisión.
Liberada tras pagar una fianza de cinco millones de dólares al día siguiente de su arresto, Alayban debía llevar permanentemente un sistema de geolocalización (GPS) y no podía salir del condado de Orange sin permiso.
«Estábamos enfrentando a una familia que podría haber abandonado nuestra jurisdicción rápidamente, así que manejar el caso de esta manera parecía lo correcto», agregó Rackauckas. «Parecía que la evidencia corroboraba las acusaciones, pero cuando investigamos mejor, resultó que no era así».