Plácido Domingo mueve las manos con entusiasmo y no duda en interrumpir el canto para prodigar sus consejos en la Royal Opera House de Londres, donde transmite su experiencia a los jóvenes cantantes que sueñan con seguir los pasos del célebre tenor español.
«¡Buenos días!», saluda en español el cantante francés Julien Behr al entrar en la sala de ensayo donde le espera el maestro, de 74 años.
Julien, de 32, forma parte de los 11 finalistas venidos de todo el mundo para participar este domingo en la final de Operalia, emitido por Euronews. Este concurso, que se organiza por primera vez en Londres, fue creado en 1993 por Plácido Domingo para descubrir a nuevos talentos de la lírica.
Cerca del piano, de pie a unos metros del tenor, Julien entona un extracto de «Fausto» de Charles Gounod, antes de ser interrumpido de golpe.
«¡Hace falta emoción! ¡Y más alegría!» le corta, en francés, Plácido Domingo, poniendo su mano en su corazón para evocar la escena en la que héroe se da cuenta de que está enamorado de Margarita.
«Hay que hacerlo más natural», prosigue el tenor, también barítono y director de orquesta.
Julien, que pasó por la Ópera Nacional de París, asiente y retoma el aria «Salut! Demeure chaste et pure».
Para el cantante, los consejos del maestro tienen un valor incalculable. «Todo lo que él diga para mi es el Evangelio», reconoce a la AFP. «Sobre la música, sobre las emociones, es muy interesante», añade.
‘El talento no es suficiente’
Al concurso Operalia pueden presentarse candidatos de entre 18 y 32 años y recibe cada año un millar de solicitudes. De entre ellos se selecciona a cuarenta cantantes que se enfrentan hasta la final.
«Siempre he tenido un interés particular por los jóvenes cantantes prometedores, y siempre he reflexionado mucho sobre las enormes dificultades con las que se encuentran estos artistas cuando comienzan su carrera», explica Plácido Domingo.
«Me he dado cuenta de que el talento por si solo no es suficiente. También es fundamental para los jóvenes cantantes suscitar la atención de los agentes, los mánager, los directores de las pruebas, los directores de orquesta».
El concurso Operalia, cuyo jurado está compuesto por profesionales del sector, ha permitido a antiguos premiados como Erwin Schrott, Nina Stemme, Rolando Villazón o Sonya Yoncheva, conseguir la fama y convertirse en un ejemplo que los jóvenes participantes sueñan con seguir.
«Hay que mostrarse, mostrar su talento y esperar a encontrar a alguien que sepa escuchar lo que tenemos de especial», explica Noluvuyiso Mpofu, una candidata de 24 años de Sudáfrica.
La joven comenzó a cantar gospel en la iglesia, luego pasó a un coro y finalmente a la ópera. Este domingo se enfrenta al jurado con el fuerte apoyo de su familia pero no exclusivamente porque su candidatura ha despertado una oleada de entusiasmo en Sudáfrica.
«Hay gente por todo el país que me anima, es increíble», dice.
Noluvuyiso cantará «E strano, è strano… Sempre libera», un extracto de «La Traviata» de Verdi, su «primer amor» musical, que espera «desde el fondo del corazón (…) compartir con el público».