El faraón de la salsa Oscar D’León irrumpió con su alegría en el ceremonioso acto de entrega de los Premios a la Excelencia, otorgados el miércoles por la Academia Latina de la Grabación en Las Vegas, donde también fueron reconocidos Palito Ortega y Miguel Ríos.
Recibieron además este reconocimiento el cubano Juan Formell, director de la orquesta de Los Van Van; el brasileño Roberto Menescal, considerado uno de los creadores fundamentales de la bossa nova; y Totó La Mamposina, la voz legendaria de la música folclórica de la Costa Caribe de Colombia.
Con su característico bigote y gafas oscuras, el venezolano Oscar D’León llegó cantando al encuentro con la prensa que tenía lugar minutos antes la ceremonia matutina en el hotel Mandalay Bay, que hasta ese momento lucía sobria y solemne.
«Ante cualquier problema de la vida trato siempre de llevarlo con alegría», dijo el salsero, que paradójicamente mencionó «Llorarás y llorarás» como su tema insignia.
D’León, que quedó ciego del ojo izquierdo tras un accidente doméstico en abril de este año, aseguró a los periodistas que está «muy bien de ánimo».
«Hay que tener una actitud siempre positiva ante la adversidad, porque en la vida no todo es bueno ni todo es malo, hay un balance».
Como tributo a la contribución musical de un artista a lo largo de toda una vida, estos premios se conceden un día antes de la más festiva entrega de los Grammy Latino, un evento anual donde la estadounidense Academia Latina de la Grabación celebra la música en español y portugués.
«Ha habido que sacrificarse mucho», dijo el cubano Formell a los periodistas. «No es un premio caído del cielo, ha sido a base de sacrificios porque Cuba ha estado bloqueada en los grandes mercados. El disco sobre todo, porque el disco es un arma cultural importante».
Enfundada en un llamativo vestido de lentejuelas rojo con chal a tono y una flor amarilla en el pelo, Totó La Mamposina dedicó el galardón a «todas las voces de los pueblos del mundo».
«Yo soy una señora que viene del ‘World music’, que habla del sentimiento de los pueblos. Estoy representando a todas las voces de los pueblos del mundo. Esos pueblos me dieron permiso para recibir este premio y de esta manera se lo entrego a todo el mundo», explicó con una sonrisa.
En tanto el cantante, actor, productor y expolítico argentino Palito Ortega fue galardonado por sus innovaciones a la música en la década de los años 1960; mientras Miguel Ríos recibió el premio por ser uno de los pioneros del rock en español.
«Es como si me dieran un caramelo por haber estado jugando al fútbol todo el día», dijo Ríos, intérprete del hit de 1970 «Himno a la alegría». «Está toda la vida uno trabajando en la cosa que quiere, en lo que le gusta, por lo que le pagan, le apachuchan, lo miman, y de pronto además le dan un premio».
«Es una locura, un contrasentido, Deberían hacernos pagar por hacer esto. El premio se lo merece la gente que no tiene trabajo, que se levanta a las 6 de la mañana a trabajar», agregó.
Ortega, autor de «La felicidad ja ja», agradeció recibir el premio «en vida» porque le hace sentir que «el tiempo no ha pasado en vano».
No acudió a la ceremonia el estadounidense de origen puertorriqueño Eddie Palmieri, también receptor del Premio a la Excelencia por sus 40 álbumes de jazz piano.
La Academia también homenajeó, con premios del Consejo Directivo, al presentador chileno Mario Kreutzberger, conocido como «Don Francisco», y al compositor mexicano Pedro Ramírez Velázquez -productor de Vicente Fernández-, gracias a sus contribuciones a la industria musical.