Nunca estuve interesado en el mundo de las modas, pero el destino me llevó a presenciar y trabajar en la fiesta de modas más importante de Europa que se realiza en la ciudad de Milano, Italia. A medida que trabajaba en este sector me fui apasionando de mi profesión.
En la ciudad de Milano se celebra un evento de gran importancia a nivel mundial llamado Fashion Week. En New York (Estados Unidos), París (Francia), Tokio (Japón), Moscú (Rusia) y en otras ciudades lo celebran también.
Milano se convierte en un escenario de gran importancia; sus calles, edificios, empresas de moda, modelos, diseñadores, prensa mundial, hombres de negocios se reúnen con único objetivo apoyar, hacer crecer y convertir exitoso este magno evento de la moda.
Un día antes de presenciar el desfile de modas estaba sentado en unas de las mesas al aire libre de un restaurante ubicado en una de las calles de Milano.
Mientras comía un helado de chocolate miraba que las calles de Milano casi se convierten en pasarelas. Observaba cómo modelos hombres y mujeres se paseaban con tranquilidad, además de observar personas de muy buen vestir.
Marcas de moda de renombre mundial se iluminan en las pantallas electrónicas ubicadas en cada calle principal. La gente camina de un lado a otro, turistas con cámaras fotográficas y personas de impecable imagen no cesaban de pasar frente de mí.
Pedí la cuenta y me fui del lugar. La invitación para asistir a unas de las pasarelas era al siguiente día a la 1:30 p.m.
Me levanté temprano ese día. Hacía un hermoso día con un brillante sol y con una temperatura de 10 grados. Tomé mi mochila, mis cámaras y me dirigí a un restaurante donde me reuniría con mi amigo Agostino Cogtuno.
Llegué al restaurante. Luego, los dos, caminábamos por una de esas calles. Agostino tomaba fotos y yo grababa con la cámara de video algunas escenas vistosas en torno al edificio donde se llevaría a cabo el desfile de modas. Luego nos dirigimos al lugar, caminamos a paso veloz porque había tanta gente esperando entrar.
El ambiente en la entrada principal era agitado, con una rigurosa seguridad. Había tres entradas diferentes: la de los invitados especiales, la de compradores y la de periodistas.
En cada una de las entradas se reflejaba el glamour por parte de las personas. Hombres y mujeres de excelente vestir con vestuario de moda, esperaban la ansiosa entrada al desfile de moda de un estilista de renombre italiano.
Agostino Cogtuno, director de la revista de modas Italy Fashion Trend, de Italia, me dijo: “Doviamo entrare in quello posto” (Debemos entrar en aquel lugar) porque la entrada de los periodistas estaba bloqueada por la multitud.
Así que un seguridad vestido de traje formal negro y con lentes de estilo aviador, después de saber que nuestros nombres estaban en la lista de invitados nos dejó entrar, quitando el cordón de límite “Dai venite qui” (Vénganse aquí, dijo), con rostro serio y voz estresada.
Teníamos media hora para hacer algunas entrevistas, fotografías y grabar algunas escenas en el camerino donde están los diseñadores y todas las modelos alistándose para ese momento.
Cuando entramos a ese antiguo edificio la mezcla entre lo moderno y antiguo hacían una composición muy única. Se estaban haciendo algunas pruebas de luces, gente saludándose, periodistas de todo el mundo cubriendo el evento.
Nosotros caminamos directamente a los camerinos. Había cortinas negras y paredes de yeso que dividían el público y el camerino.
El lugar se mostraba casi un caos, los maquillistas dando últimos retoques a las modelos, los coordinadores poniendo en fila a las modelos por orden de salida, los diseñadores arreglando pequeños detalles entre las modelos, fotógrafos, conductores de programas de tv, camarógrafos… era casi una presión estar allí.
Nosotros hicimos algunas grabaciones y fotografías también. Encontramos a los diseñadores de esa pasarela pero los vimos en un estado de estrés que mejor decidimos salir de los camerinos y hacer las entrevistas después del evento. Salimos de ese lugar. En el exterior se sentía una atmósfera de más de emoción por ver el desfile.
La asistencia de las personas aumentaba cada vez más. Todos estaban ya en sus asientos.
Nosotros vimos casi cómo una pared de lentes de cámaras fotográficas y de videos destacaba en el lugar asignado para los periodistas. Nos apresuramos y colocamos en nuestros puestos.
Desde donde yo estaba todo se miraba perfecto, las luces, el escenario y las personas creaban una atmósfera de glamour y fantasía. Encendí mi cámara de video y nos dijimos uno a otro: “Ci siamo pronti” (Estamos listos).
Se apagaron totalmente las luces y el estruendo de música electrónica dio inicio. Una lámpara de luz brillante acompañaba aquella primera modelo; que con paso medido y rítmico atravesaba la pasarela.
Al momento que las modelos caminaban, las luces de las cámaras fotográficas de todos los invitados daban la ilusión de ver pequeñas estrellas en la oscuridad que se apagaban y encendían.
A mi lado estaba el equipo de producción japonesa, la prensa de Estados Unidos, Francia y periodistas de todos los tipos relacionados a la moda. Ellos comentaban también de ese suceso que estábamos presenciando.
Aproximadamente 30 modelos participaron en ese desfile de modas. Cada una de ellas en forma ordenada salía del escenario formando una fila precisa y con un caminado de mucha elegancia.
Al terminar la pasarela. La gente aplaudía sin cesar al estilista que presento la colección. Las personas se levantaron a saludarse entre sí, camarógrafos, fotógrafos, personas de negocios, presidentes y directores de diferentes empresas de modas.
Nosotros, con Agostino, nos dirigimos a paso veloz a los camerinos. Entramos el lugar. Estaba menos tenso que la primera vez. La prensa italiana e internacional estaba llegando para entrevistar al diseñador.
Nosotros tuvimos la oportunidad y lo hicimos. La entrevista fue hecha al diseñador entre tantas personas, modelos, maquillistas, coordinadores del evento. El ambiente era de alivio después de haber terminado ese desfile de modas. Aparte del diseñador entrevistamos a otras personas de mucha importancia, como fotógrafos, modelos, que algunas veces es muy difícil tener un acercamiento con ellos.
Salimos del camerino. La mayoría de persona había desalojado el lugar. Fue la primera vez que tuve esta experiencia compartida con mi amigo Agostino. Trabajamos arduamente ese día.
¿Quién diría que un desfile de modas que tiene su preparación de tantos meses terminaría en solo 20 minutos aproximadamente? Esta oportunidad de presenciar este desfile de modas me llevó a desafiarme en hacer cada vez mejor mi trabajo.
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