El Salvador
domingo 17 de noviembre de 2024

La creatividad que florece desde un ‘espacio en blanco’

por Julia Gavarrete


Brenda Chávez domina la madera, el hierro, el alambre, la tela y los reciclados. Le invitamos a conocer a esta joven diseñadora artesanal.

Una esquina sobresalta en una concurrida calle de San Salvador: su pared es blanquecina y se cubre de floridos trazos. Atravesando la puerta hay una pequeña fábrica de imaginación. Sorbetes cuelgan del techo, gatos en madera, peces en cofres, búhos de hierro que nunca duermen. Ese es el mundo que plasma la mente de Brenda Chávez, en la que calan el diseño, los trazos y las formas.

Graduada de la carrera de Diseño y Producto Artesanal, Brenda es una salvadoreña de 28 años que transforma en figuras lo que su cabeza dicte. Su gusto por el diseño de productos la llevó a especializarse en un área donde la inspiración es imprescindible para convertir un “espacio en blanco” en uno con concepto propio.

Bajo la idea de crear detalles que fueran únicos y ‘poco comunes’, esta joven decide iniciar un proyecto donde pudiera convertir lo que la gente “no mira tan útil” y hacerlo nuevo. Espacio en Blanco es hoy el lugar, su taller, donde Brenda trabaja.

Decorado con todos sus productos, el Espacio en Blanco creado por Brenda se rodea por productos que van desde los trabajados con madera hasta los que están a base de hierro. Sillas pintorescas –algunas decoradas con las historietas de los periódicos-, candelabros, espejos en hierro, cofres con toque antiguo, fotografías en madera son algunas de las piezas que pueden encontrarse en la gama de productos con los que su tienda cuenta.

Brenda, que también ha encontrado rumbo como organizadora de fiestas, tiene en su taller todo para el hogar: accesorios para decorar la cocina, un dormitorio, o cuarto para niños.

Su concepto, reconoce, se basa en no encajonarse sino en darle colores a las cosas para que sobresalgan en el espacio. Cada uno tiene su particularidad y no las hace en grandes cantidades: solo seis de cada producto. Si hay más demanda, se realizan más.

Una niña que siempre sintió atracción por la pintura, ahora se da gusto pintando cuanto objeto -o pared- esté a su vista. Tras notar sus capacidades, es ella quien decide, con la ayuda de sus padres, dejar su toque y arte en lo que pueda.

Las horas en el diario vivir de Brenda transcurren pensando en qué nuevas ideas puede echar a andar o cómo afinar un producto solicitado. De momento, una inquietud la lleva por el camino de diseñar vestuario. Se empeña  en la estilización de muñecas que pueda estamparlas en ropa, pero ese es “un reto para el próximo año”, comenta.

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¿Por qué pensar en llamarle a su tienda Espacio en Blanco?

Siento que cada producto está pensado para llenar un espacio de un lugar, ya sea en el hogar o donde lo quieran poner. Ese producto va a llenar ese espacio.

¿Qué fue lo primero que diseñó en grandes cantidades?

Quizá las cosas en madera. Con ellas primero diseño el producto, luego se lo explico a un artesano, me lo trae y yo lo pinto.

¿Pinta cada detalle?

Sí, no tengo ayudantes para pintar: yo pinto todo. Y yo soy quien maneja la fan page en Facebook, la que toma las fotos y hace las cotizaciones. Aunque por suerte tengo a mi mamá que me ayudar a hacerlas ja, ja, ja.

¿Y desde cuándo pensó en poner una tienda?

La inquietud surgió en la universidad, al terminar los estudios. Pensé en poner un local, porque era lo que más me gustaba. Y mis papás me habían dicho que traía para eso.

En el camino, tras graduarse ¿qué cosas ha aprendido?

Mmm, las recicladas: hacer que algo que la gente no mire tan útil, hacerlo nuevo.

¿Qué pasa cuando una pieza se daña o se mancha? ¿No entra en estrés?

Sí, pues trato de hacerlo bien. Y si ocurre eso trato de solucionarlo. No empezando de la misma manera que había planteado al principio sino darle otra solución. Si pasa un error o algo, pero también implica gasto. Se trata de solucionar, en lo posible, sino se descarta el producto.

¿Y qué le inspira cada vez que se sienta a trabajar?

En  hacer un detalle, único y poco común. Por ejemplo, hay unas toallas que están en forma de juguetes. Las cosas no son lo mismo si se regalan cuando son detalles únicos. Pero trato de apegarme de lo que me pide el cliente.