Era 24 de noviembre de 1991. Familiares, amigos y personas más cercanas a Freddie Mercury se reunieron en la mansión del rey del rock británico, todos consternados por la noticia: Freddie, quien entonces tenía 45 años, había muerto.
Contarán, tiempo después, sus amigos y cercanos que los últimos meses de Freddie fueron dolorosos pero muy serenos. Trató de rodearse de todos sus seres queridos lo más que pudo y ellos también trataron de proteger a su amigo de los medios de comunicación, ya que, después de su última aparición en los premios Brit Awards el 18 de febrero de 1990, Freddie tomó la decisión de refugiarse en su casa en Londres y nunca más ser fotografiado, ya que su estado de salud empeoraba de manera acelerada.
Cansado de los rumores y la presión social sobre su sexualidad y su estado de salud, Freddie difundió un comunicado a la prensa exactamente un día antes de su muerte. El mensaje contundente decía: “En virtud de la enorme atención que la prensa ha brindado al asunto en las últimas dos semanas, deseo confirmar que he dado positivo de HIV y que por lo tanto padezco de SIDA. Creía adecuado mantener en secreto esta situación hasta la fecha para conseguir la tranquilidad de quienes me rodean. Pero llegó el momento para que mis amigos y fans de todo el mundo conozcan la verdad y junto a los doctores me ayuden en la batalla contra esta terrible enfermedad”.
El comunicado solo confirmó los eternos rumores que rodearon al cantante por mucho tiempo.
La primera vez que los tabloides señalaron a Freddie como portador del virus fue en 1986. Se desconoce si la información se filtró de alguien cercano al cantante o eran solamente especulaciones.
Los periodistas querían una declaración de Freddie con respecto al tema. Cuando un reportero logró cuestionarlo, Freddie respondió con un: “¿Me ves mal? ¿Parezco un moribundo? Estoy en perfecto estado y muy sano”.
Según sus biógrafos la primera persona en enterarse de su enfermedad fue su exnovia Mary Austin, ya que el hospital donde asistía Freddie para realizarse sus chequeos no lograban localizarlo porque el artista estaba en una gira. Mercury había dejado el número de Austin como contacto de emergencia, por lo que el hospital se puso en contacto con ella y le comunicaron que Freddie padecía de Sarcoma de Kaposi, una complicación del Sida.
Para 1987 Freddie Mercury ocupó los tabloides ingleses por varios días. Paul Prenter, expareja de Mercury y exmanager de Queen, vendió la historia de su viejo amigo por 32 mil libras de la época. Prenter contó todo sobre Mercury.
La revista The Sun realizó una serie de entregas sobre la vida de Freddie contada desde Prenter. Un día The Sun llevó a su portada que dos de los amantes de Freddie habían muerto de Sida; al día siguiente la revista se cubrió con una cita textual del examigo de Mercury: “Es más fácil que Freddie camine sobre las aguas que verlo salir con mujeres”, en esta entrega también incluyeron lo relatado por Prenter sobre el primer encuentro homosexual que Freddie tuvo a sus 14 años de edad cuando aún estaba en la India; en el tercer día, la revista le dedicó una doble página con fotos de «Todos los hombres de la reina».
Freddie no se pronunció al respecto y solo pidió a sus seres queridos guardar el secreto con él. Todos apoyaron al cantante y sus amigos de Queen apuraron las grabaciones de The Miracle. Enseguida iniciaron con la producción del cd Innuendo, el opus final.
Su aparición en en los premios Brit Awards fue la última. Los medios internacionales escribieron que el cantante se veía «flaco, sin bigote, con un traje cruzado gris que camuflaba apenas su extrema delgadez».
La estrella dejó establecido su testamento con antelación, para que no hubiesen disputas de nada. Según medios, en el documentó asentó con claridad la repartición de sus bienes. A Jim Hutton (su última pareja), Peter Freestone (asistente) y Joe Fanelli (cocinero) les dejó 500,000 Libras esterlinas a cada uno. A Mary el resto de su patrimonio y la convirtió en albacea. A su madre y su hermana los derechos de sus canciones y su obra.