En una noche en la que las celebridades de Hollywood se pusieron de acuerdo para dejar de lado los brillos y apostar por el negro en sus atuendos en señal de protesta por la discriminación que aún sufren las mujeres tanto en la industria cinematográfica como en muchas otras, cualquiera que se saltase ese «dress-code» no-oficial llamaba la atención poderosamente sobre la alfombra roja.
Apenas tres mujeres de las decenas que posaron ante los fotógrafos se atrevieron a ignorarlo -entre ellas la propia presidenta de la asociación de prensa extranjera-, pero sin duda la que más ha dado que hablar ha sido la actriz Blanca Blanco gracias a su vestido rojo con escote asimétrico y una impresionante apertura lateral.
Pese a que en Estados Unidos es apenas conocida por protagonizar series y películas de bajo presupuesto, parece tener un don para eclipsar a las estrellas de la meca del cine en los eventos más importantes del año.
En 2017 ya provocó una revolución en la esfera virtual al pasearse aparentemente sin ropa interior: ella negó que ese fuera el caso posteriormente-, pero las fotos parecían apuntar lo contrario.
Blano acapara los titulares mundiales por su decisión de apostar por el color, que le ha valido más de una crítica a la que ella respondió a través de su Twitter alegando: “Tratar de ridiculizar es parte de esta problemática. Nuestros problemas son más importantes que el color de mi vestido”.
“Me encanta el rojo. Y llevarlo no significa que esté en contra del movimiento #TimesUp”, alegó posteriormente en un comunicado a The Wrap, en referencia a la iniciativa respaldada por más de 300 actrices que han unido fuerzas para erradicar las dinámicas de acoso y abusos sexuales que han sacudido la industria y que fueron públicos en 2017, y para proporcionar a sus víctimas asesoramiento legal de forma gratuita.