El príncipe Carlos estuvo a punto de suspender su boda con Lady Di, según revela la polémica biografía del heredero de la corona británica, firmada por la periodista de la revista Time Catherine Mayer.
“No puedo seguir adelante con esto”, llegó a confesar Carlos a uno de sus más directos colaboradores un día antes de la boda, el 29 de julio de 1981 en la catedral de San Pablo.
Las revelaciones contenidas en “Charles: Heart of a King”, que sale a la venta el jueves, han provocado la reacción airada del Palacio de Buckingham y de Clarence House, que acusan a la periodista de haber sobredimensionado sus nueve minutos de conversación con el príncipe de Gales y de haber sacado fuera de contexto las declaraciones de su entorno cercano.
Según un extracto del libro, adelantado por The Daily Telegraph, Carlos tenía muchas dudas sobre el matrimonio con Diana en el momento de la verdad. El príncipe tenía entonces 34 años y su joven pretendiente, hija menor del Conde de Spencer, acababa de cumplir los 20.
“Le llegué a decir al príncipe que si hubiera sido un matrimonio católico, posiblemente hubiera sido considerado como nulo”, asegura el confidente real, cuyo nombre no se revela en el libro.
“Por un lado él no estaba comprometido. Y por otro, ella ya tenía problemas con la bulimia desde antes de la boda”.
Desesperado antes de la boda
De acuerdo con “Charles: Heart of a King”, el príncipe de Gales estaba “desesperado” antes de la boda y preocupado los problemas incipientes en su relación con Diana. Aparte del bache de edad, Carlos tenía dudas por la inestabilidad psicológica de su joven novia. Sobre él pesaba también el fantasma de su relación con Camilla, iniciada diez años antes y nunca interrumpida del todo, pese a haberse casado con su amigo y compañero del equipo de polo Andrew Parker Bowles.
La nueva biografía detalla incluso cómo se conocieron en su campo de polo, el Smith Lawn, en 1971. Según Lucía Santa Cruz, una vieja amiga de la actual Duquesa de Cornualles, fue Camilla quien recordó a Carlos el adulterio entre sus dos ilustres antepasados, Eduardo VII y Alice Keppel. Con buen humor, le llegó a insinuar que tendrían que “vigilar sus genes”.
El fantasma de Camilla tuvo siempre en vilo a Diana, que llegó a encontrar días antes de su boda un sospechoso brazalete de oro con las iniciales GF (en referencia directa a “Gladys” y “Fred”, como se llamaban entre ellos Camilla y Carlos).
Como la propia Diana confesó a su biógrafo Andrew Morton, “el nuestro fue siempre un matrimonio entre tres”. La misma Lady Di reconoció entonces que tuvo que ser persuadida por sus propias hermanas -incluida Sarah, que había sido novia de Carlos- para que diera el paso al frente.
“No puedo casarme con él, no puedo hacer esto, es absolutamente increíble”, llegó a reconocer Diana a Morton, en el momento de recordar el “sí quiero”, tras poco más de un año de noviazgo. “Lo que no sabía la novia es que el novio tuvo también que ser arrastrado hasta el altar”, concluye ahora Catherine Mayer