El Salvador
lunes 18 de noviembre de 2024

¿Cómo evitar que el primer día de clases se convierta en fracaso?

por Redacción


El miedo de los niños a la separación de los padres en edad preescolar es un fenómeno que si no se atiende a tiempo, puede ocasionar consecuencias que incluso llegarán a moldear su personalidad en edad adulta.

Hace 27 años, el día en que Andrés fue a dejar a su hija a parvularia por primera vez, no lo dejaron pasar del portón. Confiesa que fue una experiencia terrible, máxime cuando esta difícil separación vino aparejada con el ausentismo de la niña: los primeros tres días caminaba por los pasillos, sin poner un pie en el aula. Con paciencia y sin coacción alguna de Andrés o la maestra, la niña asistió sola.

Escenas difíciles como estas son comunes y en este inicio de un nuevo ciclo escolar no son la excepción. El miedo de los niños a la separación de los padres en edad preescolar es un fenómeno que si no se atiende a tiempo, puede ocasionar consecuencias que incluso llegarán a moldear su personalidad en edad adulta.

El temor que conlleva el distanciamiento entre padres e hijos es normal si este se da durante los primeros días de haber iniciado las clases. Sin embargo, cuando pasan 15 días, uno o dos meses y persiste la ansiedad de la separación es necesario tomar medidas.

La sola idea de verse alejado por las personas involucradas en su crianza es uno de los factores para la angustia. La falta de preparación por parte de los padres hacia los hijos previo a este difícil momento es otra razón. Además, si el padre de familia responde con regaños en esos primeros días o refuerzan el apego hacia él, puede contribuir a que algo perfectamente normal se convierta en un trauma cuya solución sea complicada.

Llanto, dolores estomacales, vómitos o problemas para conciliar el sueño son algunos de los síntomas según la Licenciada Delia de Ávila, especialista en psicología educativa de la Fundación Pro Educación de El Salvador (FUNPRES). La poca o nula integración del niño a la dinámica escolar, una actitud hostil o introvertida hacia sus compañeros son otras manifestaciones de demuestran que el distanciamiento no ha sido fácil.

Comenta De Ávila que si bien estas reacciones se dan más que todo al momento de ingresar a parvularia, el cambio de ciclo escolar en niños entre 8 y 9 años, puede generar angustia, pero señala otros factores más consolidados , como problemas de aprendizaje o fracaso escolar.

“Cuando mi hija fue por primera vez, yo sentí nostalgia, pero también alegría. Ella estaba tranquila solo se despidió de mí y entró. En esto, los sentimientos de apego depende de cómo cries a tus hijos y en mi caso ella siempre ha sido muy independiente. Claro, otros lloran y no se pueden despegar”, recuerda Guiselle Quijano, quien su hija Amelia vivió esa experiencia como una satisfacción hace un año.

Según la especialista en psicología, para poder convertir esta primera vivencia en algo positivo, hay que quitarse la idea del hijo pobrecito, que en muchos casos tienen la responsabilidad de que asista con “cara de león apaleado”.

Aprovechar esta experiencia para fomentar en los hijos la libertad y responsabilidad

“El primer día Diego iba ‘empilado’. Ayudó que fuimos con él a comprarle los cuadernos, útiles, uniforme y zapatos porque quería que llegara el dia, estaba emocionado por conocer a los niños y ver a sus compañeros. Más bien madrugó como a las cinco de la mañana para estar temprano”, relata Erick Zelaya.

Él y Karen Valladares afirman que, como padres, para evitar la incomodidad de la separación es muy importante que desde antes se prepare a los niños para el momento, aunque hay factores que ayudan. “Claro, hay niños que lloran y les da miedo, pero en el caso de Diego, como pasa encerrado, siente libertad de ir a compartir con otra gente de su edad” dijo el padre.

¿Qué otras medidas se pueden implementar para que no sea un proceso dificultoso y, lo más importante, no perduren los síntomas negativos durante largo tiempo?

Según la Licenciada De Ávila, es importante familiarizarse con el entorno. Si no es posible entrar en comunicación con la maestra encargada antes de entrar a clases, puede ser útil conocer las instalaciones del centro educativo donde el niño va a ingresar, para evitar el impacto é a un lugar que no conoce.

El padre debe ser honesto con el niño, explicarle, sin ninguna trampa, a qué etapa va a entrar. Si se le dice desde el principio que va a estar buena parte del día en la escuela (y no una hora, por ejemplo, como algunos padres suelen hacer), el niño va a acceder a cualquier otro acuerdo porque sabe que desde el principio lo que le plantearon fue la verdad.

También se puede optar por la cautela. La Ph.D. Rachel Klein, del Instituto de Estudios Infantiles de la Universidad de Nueva York, expresó en un artículo publicado en la revista “Parent Letter” que, para dar más seguridad al hijo, el padre puede establecer horarios específicos donde el niño lo va a llamar desde la escuela. Si es necesario el padre de familia puede permanecer en la escuela por un tiempo determinado, el cual será reduciendo día a día para así lograr la adaptación.

La psicóloga consultada de FUNPRES recomienda que no se les debe regañar ni castigar. Se le debe incentivar, siempre con firmeza pero con sensatez, a pensar que el temor va a ir desapareciendo poco a poco. El mejor remedio es saber escuchar al niño, sin presionarlo a decir por qué se siente angustiado, sino insistir en que desea ayudar para que desaparezcan las preocupaciones.
Para Delia de Ávila, es importante dejarlo solo en el centro escolar y que se desenvuelva por su cuenta. Adentro es asunto de él y del personal capacitado para llevar a cabo el proceso de enseñanza aprendizaje.

“Sin duda es mejor, en la medida de lo posible, dejarlo solo. Esto no solo va a mejorar la adaptación a la escuela y hacer que la separación sea algo normal, sino que le va a ayudar para toda su vida. Si no se busca fortalecer su independencia luego, cuando tenga que trabajar, el papá se lo va a buscar, o cuando quiera casarse va a guiarse por el criterio que ellos impongan. Por eso hay que fomentar en ellos el sentido de libertad y responsabilidad”. Afirmó la especialista.

En caso de que los síntomas presentados se extiendan durante un mes, se debe buscar atención psicológica la cual implicaría, dependiendo del caso, evaluación en el área del aprendizaje o algún tipo de terapia educativa.