De niña tuvo que aguantar groserías y burlas. “Perro con manchas”, escuchó una vez que le llamó un niño cuando la vio. Jamás lo olvida. Ciera Swaringen pasó durante su infancia y adolescencia momentos que no quisiera recordar; pero que le llevaron a agarrar fuerza y demostrar que puede más que el “bullying”.
Ciera Swaringen tiene lunares gigantes por todo el cuerpo. Al nacer, fue diagnosticada con nevo melanocítico congénito gigante, una enfermedad que se caracteriza por la presencia de manchas que abarcan el 70 % de su cuerpo y que la sufre, según estiman, una de cada 500 mil personas.
En un inicio, los doctores sostuvieron a los padres de Ciera que su condición no sería grave. Que no provocaría mayores inconvenientes en su desarrollo social, le dijeron. Pero las cosas no fueron tan fáciles: el crecimiento de las manchas, y la falta de tratamiento para la enfermedad, le hicieron pasar incómodos momentos. Pero ahora la vida es diferente para Ciera desde que decidió emprender una campaña para exponerse públicamente demostrando que no tiene ningún problema con su aspecto físico.
“Con el tiempo he aprendido a ignorar los comentarios negativos y recordar que la mayoría de las personas miran y dicen cosas crueles porque no están acostumbradas a ver a alguien con mi condición”, dijo sobre su diagnóstico.
Lo único a lo que evita exponerse es al sol. Lo hace pero no con frecuencia, ya que es más propensa a sufrir cáncer de piel.
“Me siento afortunada de haber crecido en un pueblo pequeño, porque la mayoría de las personas que me rodean saben acerca de mis marcas de nacimiento, así que me siento bastante normal. Recuerdo que cuando empecé la escuela mi mamá me dijo que mis marcas de nacimiento eran besos de ángel y eso realmente me quedó grabado”, explicó. “Ahora estoy muy orgullosa de ser diferente y, después de todo, todos tenemos algo que es inusual, ya sea dentro o fuera del cuerpo”.
