La banda surcoreana BTS retornó hoy a lo grande al Estadio Olímpico de Seúl para ofrecer su primer concierto en suelo patrio en dos años, brindando a sus fans una velada pensada para empezar a soltar el lastre de una pandemia que aún hace estragos en el país asiático.
El escenario en el que Corea del Sur dio su primer gran paso hacia la modernidad y se presentó al mundo en los Juegos de 1988 volvió a servir hoy de fortín para ARMY -las seguidoras, mayormente mujeres, del grupo- y de trono de sus majestades BTS.
Para abrir el primero de la serie de conciertos «Permission to Dance On Stage» en Seúl la banda eligió «On», tema que lanzó el 19 de febrero de 2020 y que debería haber abierto los recitales de su gira mundial «Map of the Soul» hace dos años.
El día del estrenó de «On» saltó la alarma en la ciudad surcoreana de Daegu por el primer gran brote de COVID-19 detectado hasta entonces fuera de la ciudad china de Wuhan.
La pandemia acabaría propagándose a Corea del Sur y el resto del mundo poco después y obligaría a BTS a cancelar la gira, cuyo arranque estaba previsto en este mismo estadio.
Liberados sobre el escenario
Con el color morado de ARMY inundando hoy las gradas del recinto, una jaula apareció en el escenario y liberó a los siete integrantes del grupo que, tras dos años, recuperaban el «permiso para bailar» en casa ante las fans que les han seguido desde sus orígenes.
Por desgracia, con Corea del Sur registrando más de 300.000 contagios diarios, la velada estuvo a su vez marcada por las restricciones (prohibido cantar, gritar, bailar o levantarse de la butaca) y contó solo con 15.000 asistentes.
Es por eso que la banda apostó, si se quiere, por una puesta en escena más contenida e íntima de lo habitual en la que lo más importante fue recuperar el tiempo perdido volviendo a reunir a público y artistas.
A «On» le siguieron dos clásicos, «Burning up (Fire)» y «Dope», antes de que RM, Jimin, Jin, J-Hope, Suga, V y Jungkook cambiaran el atuendo deportivo por un traje negro acorde con la melancolía de «Blue & Grey» y la solemnidad de «Black swan».
Sonaron después «Blood, sweat & tears» o «Fake love», himnos que contribuyeron a que el grupo comenzara a cosechar atención global y cuyas coreografías parecen grabadas a fuego en la memoria de las ARMY.
A continuación llegaron varios cortes que las seguidoras no habían podido ver en directo hasta ahora, como «Boy with luv» o «Dynamite», que vinieron acompañados de una simpática orquestación ochentera y estuvieron entre los despliegues más enérgicos y bailables de la noche.
Un estadio revivido
En esa tanda se incluyó también «Life goes on», tema que el grupo compuso para animar a sus seguidores durante lo peor de la pandemia y en cuyo vídeo musical puede verse un vacío y silencioso Estadio Olímpico de Seúl, hoy retornado a la vida.
En estas, el escenario se tiñó de color manteca y los fuegos artificiales dieron paso a «Butter».
La idea era retomar el contacto, y los siete integrantes del grupo aprovecharon cada ocasión que pudieron para agradecer a ARMY su presencia y su paciencia.
Los chicos parecían sentirse tan en casa que en un momento dado, mientras sonaba «So what», RM se detuvo tranquilamente a abrocharse los cordones desatados antes de regresar junto a sus compañeros, con quienes acabó cantándole el cumpleaños feliz a Suga, que en la víspera cumplió 29.
BTS cerró la noche, como no podía ser de otra manera, con «Permission to dance» y el mensaje de que llega la hora de volver a disfrutar.
Nadie, excepto la banda y su equipo de danza, pudo bailar hoy en el Estadio Olímpico de Seúl, pero queda la idea de que el momento de volver a hacerlo está cada vez más cerca.