El Salvador
miércoles 13 de noviembre de 2024

Brillar en la alfombra roja de los Óscar no solo es una cuestión genética

por Redacción


"El glamour no es obra de una sola persona. Además de los estilistas, agentes, representantes, madres y amigas, los directivos de los estudios también dan su opinión", explica el estilista David Zyla.

Puede que las estrellas de cine hayan recibido el favor de los dioses en cuestión de genética, pero para deslumbrar en la alfombra roja de los Óscar este domingo deben someterse a regímenes draconianos, duras sesiones en el gimnasio y hasta recurrir al botox.

EL VESTIDO

El vestido que escogen para una de las galas más importantes del año puede impulsar o arruinar su carrera.

Lupita Nyong’o, por ejemplo, se convirtió en un icono de moda y logró millonarios contratos publicitarios gracias al estilismo azul cielo de Prada que lució en 2014, año en el que ganó un Óscar.

Lo ideal es empezar a planear el diseño a partir de noviembre, para tener tiempo de realizar entre dos y cuatro pruebas.

Uno de los detalles más importantes es que «se vea bien en las fotos, no vale solo sentirse cómoda», cuenta Penny Lovell, guardiana ocasional de los armarios de Taylor Schilling y Rose Byrne.

Pero para llegar al gran día, primero hay que superar una temporada de premios que conlleva ir a galas, fiestas, actos benéficos, conceder entrevistas de televisión y encontrarse con los fans.

«Eso implica más de veinte conjuntos», explica a la AFP la estilista Petra Flannery, que viste a Daisy Ridley, Claire Danes y Amy Adams.

Vestidos y joyas, el complemento imprescindible a toda puesta en escena, son devueltos en cuanto se apagan los focos.

Cada estilista puede cobrar entre 1.500 y 6.000 dólares por día.

UN CUERPO DE DIOSA

Para presumir de línea, las estrellas dejan sus dietas controladas y pasan a régimenes draconianos.

Seis semanas antes, «hay que dejar los hidratos de carbono, reducir las cantidades y comer sobre todo proteínas y verduras», cuenta la entrenadora Valerie Waters, que ha trabajado con Jennifer Garner y que cobra entre 250 y 350 dólares la hora.

El alcohol y los dulces están prohibidos -evidentemente-. Las actrices saben que serán fotografiadas desde todos los ángulos, por lo que sus entrenadores son intransigentes.

La gran mayoría se entrena todo el año, pero Waters todavía recuerda cuando la vino a ver Courtney Love para que la pusiera en forma de cara a unos Globos de Oro.

«Nunca había ido al gimnasio y solo teníamos tres semanas. Al final apareció maravillosa», asegura.

CAZA A LAS ARRUGAS

Está totalmente prohibido hacerse un lifting o someterse a cualquier cirugía que provoque hematomas durante varias semanas.

Pero las estrellas tienen una oferta muy amplia de tratamientos cosméticos, como las inyecciones para lograr labios más carnosos o el botox. El precio oscila entre los 500 y los 2.000 dólares.

«Quiero que tengan un aire juvenil y fresco, sin pasarme para que puedan sonreír de forma natural», dice a la AFP el cirujano plástico Ashkan Ghavami, que cuenta a la cantante Iggy Azalea entre las famosas que trata.

PIEL DE MELOCOTÓN

Además de los típicos «peelings» químicos, las actrices se hacen tratamientos de exfoliación y tonificación para lucir una piel brillante.

El salón Tracy Martyn de Nueva York se ha hecho famoso por su «Red Carpet facial» (alfombra roja facial), disponible por 600 dólares.

Kate Winslet y Susan Sarandon son algunas de sus clientes más fieles.

Por ahora, Mila Kunis tiene el récord de haberse gastado 7.000 dólares para embellecer su rostro a base piedras preciosas, de cara a los Globos de Oro de 2011, según la prensa estadounidense.

POLVOS MÁGICOS

«Una campaña para los Óscar es como una campaña presidencial», asegura a la AFP la maquilladora Sabrina Bedrani, que ha trabajado con Felicity Jones y Julianne Moore.

Las estrellas no aparecen en público sin aplicarse antiojeras, polvos, sombra de ojos, pintalabios y rimel.

El estilista David Zyla afirma que los maquilladores y peluqueros facturan entre 1,500 y 4,000 dólares por día, a menos que una gran marca les patrocine.

«El glamour no es obra de una sola persona. Además de los estilistas, agentes, representantes, madres y amigas, los directivos de los estudios también dan su opinión», explica el estilista David Zyla