El presidente de Chile, Gabriel Boric, reveló este martes, en el marco de un acto por el Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor, que cuando deje la Presidencia desea escribir un libro de literatura de ficción, pero que lo publicaría con pseudónimo.
El mandatario, que respondió a la pregunta de uno de los niños asistentes al evento, explicó que «antes de pensar en ser presidente» ya había empezado a escribir un libro en dos ocasiones.
«Uno era más político y trataba de conversaciones entre mi generación y la de los más viejos, nacidos en 1940, para poder aprender de gente que había estado en política antes (…) Es un proceso que quisiera retomar», admitió el exlíder estudiantil durante una actividad con estudiantes en el barrio La Granja, en la Región Metropolitana, periferia de Santiago.
Agregó que antes de escribir sobre política había comenzado «una novela negra de detectives vagabundos», pero dijo que ese relato no tuvo continuidad porque «perdió el cuaderno» y nunca lo retomó.
Boric, un lector voraz y amante de la literatura y la poesía, tal y como ha reconocido públicamente en varias ocasiones, empezó a escribir sus propios textos durante la adolescencia.
En sus intervenciones públicas es habitual encontrar guiños a su fascinación por la literatura a través de citas de fragmentos literarios de autores chilenos, que pueden ir desde el escritor Enrique Lihn hasta las poetas Stella Díaz o Elvira Hernández.
“A veces subo a mis redes sociales un poema, por ejemplo, y hay gente que me dice ‘ya leyendo poemas por qué no trabajas mejor’, como si fueran incompatibles. A ellos les digo que cultivar el alma y el espíritu es también parte esencial de ser personas”, expresó durante el acto con los jóvenes.
Antes de concluir su discurso, el presidente, que hace justo un año lanzó la Política Nacional de la Lectura, el Libro y las Bibliotecas, insistió en que la cultura “es esencial para la vida», aunque «haya quienes piensen que es algo secundario”.
“La lectura los va a hacer libres; lean, escriban, perdámosle el miedo a soltar el lápiz», concluyó.